Siete cosas que no hay que perderse durante este verano en una visita a Casares
En su territorio hay mar y montaña, antiguas fortalezas e incluso un balneario de aguas sulfurosas. Es imposible aburrirse en una escapada en verano a ... Casares porque los planes son muchos y muy variados. El llamado 'pueblo colgante', que vio nacer a Blas Infante, es un lujo para los cinco sentidos en cuanto llega la época estival.
Canuto de la Utrera
Un recorrido por el karst más meridional de Europa
Recuerda al Torcal de Antequera por sus rocas erosionadas y por su frondosa vegetacion, pero, en este caso cabe añadir que lo que se visita es una angostura, lo que hace el recorrido aún más trepidante.
Esta visita sólo se puede hacer entre julio y noviembre, ya que el resto del año se restringe el paso por la nidificación de aves como el buitre leonado. Éste se deja ver relativamente cerca cuando se va en sigilo. Conviene hacer esta incursión (desde la carretera que une a Manilva con Gaucín) a primera hora de la mañana.
Baños de la Hedionda
Un recóndito balneario de aguas sulfurosas
Éste puede ser un plan complementario del anterior, ya que el final del Canuto de la Utrera conecta con el camino de los Baños, pero también se puede hacer de forma independiente. Para ello hay que acceder desde la costa de Manilva. En cualquier caso, hay que tener en cuenta que entre junio y septiembre hay que reservar con antelación el acceso, que es gratuito, a través de la web de Turismo Casares.
De este modo, se quiere preservar un lugar único, no sólo por sus valiosas aguas sulfurosas, muy apropiadas para algunas patologías cutáneas, sino también por ser un balneario con mucha historia. Incluso hay leyendas que lo relacionan con Julio César.
Un día de playa
Baño de aguas cristalinas bajo la mirada de la Torre de la Sal
Casares es uno de los pueblos de la Costa del Sol que tiene su casco urbano principal en el interior, pero tiene franja litoral.
Su costa, de apenas dos kilómetros de longitud, no es tan conocida como la de otros municipios vecinos, pero es más tranquila y ofrece igualmente rincones de gran belleza para bañarse en pleno verano, como el entorno de la Torre de la Sal, una espectacular atalaya de la que se dice incluso que fue parte de un castillo. En una zona más abrupta, pero espectacular, Casares tiene también aquí un tramo de la Senda Litoral de Málaga con un encanto especial.
Alcazaba ViveLagoon
Un día diferente en un gran lago artificial
Además de poder bañarse en el mar o en los Baños de la Utrera, en los últimos veranos se añade otra alternativa, aunque, en este caso, es artificial. Se trata del amplio lago de catorce mil metros cuadrados situado entre la playa y la montaña.
Este lugar, al que se accede por previa reserva, ofrece una cuidada restauración y distintas posibilidades de ocio, como hidropedales, paddle surf o camas solares.
Casco antiguo
De la Casa Natal de Blas Infante a un castillo con mucha historia
Aún en verano, hay que adentrarse en las calles empinadas de Casares, que, por su disposición, se ganó hace décadas el lema de 'pueblo colgante'.
Hay un recorrido especialmente intenso en cuanto a alicientes entre la Casa Natal de Blas Infante y el castillo, donde aguarda la primitiva iglesia de la Encarnación, hoy restaurada como centro cultural. En esta visita se verán rincones con encanto, monumentos y vistas espectaculares al llegar a la fortaleza, sobre la que vuelan continuamente los buitres leonados.
Villa 42
Un restaurante 'clandestino' en el casco antiguo
Angelita Fernández regenta este refugio gastronómico, que tiene la singularidad de estar dentro de su casa, que tiene un original salón excavado en la roca de la montaña donde se asienta Casares.
No hay ni rótulos ni carteles. Es una casa de comidas discreta, a la que se llega bajo previa reserva, en la que se concierta un menú en la que no faltan recetas locales o provinciales, como la morcilla casareña, el gazpacho caliente o el chivo.
Crestellina
Quesos y yoguras de cabra payoya para llevar a casa
Hacer una ruta por la abrupta sierra de Crestellina, que es paraje natural de Andalucía, es un plan más idóneo para después del verano. Sin embargo, a sus pies, sí que merece la pena entrar en la quesería que lleva también ese mismo nombre.
Allí, la familia Ocaña ofrece a los visitantes la posibilidad de comprar sus productos lácteos artesanales y ecológicos elaborados a partir de la materia prima de gran calidad que ofrecen las cabras payoyas. En concreto, allí se pueden adquirir quesos frescos, semicurados y curados y yogures con distintas combinaciones con frutos secos, mermeladas o incluso sirope de algarroba.
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