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Pueblos. En la tercera etapa, tras pasar por El Borge, Almáchar y Vallejos se llega a Moclinejo. J. A.
Un camino lleno de emociones que une el Campo de Cámara con el Mediterráneo

Un camino lleno de emociones que une el Campo de Cámara con el Mediterráneo

A través de la Gran Senda de la Axarquía hay un recorrido trepidante entre Riogordo, Comares, Cútar, El Borge, Almáchar, Macharaviaya, Moclinejo o Rincón de la Victoria

Sábado, 4 de enero 2025, 00:22

De norte a sur. Desde los paisajes escarpados que en su infancia se supone que vio el rebelde Omar Ben Hafsun hasta la abrupta franja costera de El Cantal Bajo. Entre Riogordo y Rincón de la Victoria existe un trepidante y emocionante camino que se puede hacer tanto a pie como en bicicleta. Está vertebrado en cuatro etapas. A través de unos 45 kilómetros, la Gran Senda de la Axarquía es un gran recorrido homologado (GR-242) que recorre media docena de municipios con señas de identidad comunes, pero también con muchas diferencias entre ellos. Riogordo, Comares, Cútar, El Borge, Almáchar, Machariaviaya, Moclinejo y Rincón de la Victoria son las seis localidades que atraviesa este camino que une a los tajos de la Axarquía con la costa mediterránea oriental de Málaga.

Antiguas fortalezas, paisajes de viñedos casi verticales, cerros desde donde se ve el Mediterráneo y pueblos donde se intuye el pasado andalusí son algunos de los alicientes que aguardan a quienes emprenden la aventura de hacer este recorrido por etapas, ya sea a pie o en bicicleta. De ambas formas, es posible hacer, no sin esfuerzo, este camino.

La primera de las etapas es la que une a Riogordo con Comares. Desde el pueblo que rinde homenaje al uso culinario de los caracoles hasta el conocido como el Balcón de la Axarquía, por sus espectaculares vistas, aguada seguramente el trazado más exigente. Lo es en cuanto a longitud, pero también en pendientes.

El GR-242 conecta los abruptos tajos del norte de la comarca con la franja mediterránea que baña el sur

Son cerca de catorce kilómetros de longitud entre ambos pueblos. De ellos, los diez primeros son prácticamente llanos o incluso descendentes, ya que se camina junto al río de la Cueva, con un paisaje fluvial, pero también lleno de campos de olivos y cereal. Pero, ese trayecto toca a su fin con una subida tan dura como generosa en vistas hasta el pueblo de Comares.

Se enlaza con la ruta de las Fuentes de Comares y se pasa junto a algunas de las más importantes (La Teja, Delgada y Gorda) para acometer la llegada al pueblo por una antigua calzada romana. Después sólo queda disfrutar del pueblo, con su laberinto de calles estrechas o los restos de su antiguo castillo, con La Tahona como elemento más destacado.

Montañas. Además de vistas al mar, durante buena parte del recorrido se ve con nitidez sierra Tejeda. J. A.

La iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación y la soberbia tirolina que hay instalada en el pueblo son otros alicientes que no hay que perderse. Afortunadamente, hay hostales y hoteles donde pernoctar para coger fuerza para la siguiente jornada

La segunda etapa arranca con un importante descenso hasta pequeñas aldeas que sirven de preludio a uno de los hitos más importantes de este itinerario, el encantador pueblo de Cútar, que tiene como principal atractivos en los últimos años un centro de interpretación que gira en torno al hallazgo de un Corán y otros documentos del último imán de la mezquita que tuvo.

Desde Cútar, hay una ligera subida para afrontar un último tramo entre viñas moscatel y llegar hasta el punto y final de la etapa, El Borge, donde también existe la posibilidad de alojarse en un acogedor hotel rural. La Galería del Bandolero y la iglesia de Nuestra Señora del Rosario son algunas de las visitas más interesantes que se pueden hacer en esta villa.

Símbolos. El caracol es uno de los emblemas de Riogordo, el pueblo donde arranca este itinerario. J. A.

La tercera etapa parte desde este pueblo y llega hasta Moclinejo con un trazado de unos 11 kilómetros que rezuma a moscatel. El primer hito, Almáchar, está muy cerca, por un camino llano. Pero desde esta segunda villa, conocida como la 'cuna del ajoblanco', hay que emprender una exigente subida que pasa a los pies de cerro Patarra y comienza a vislumbrar el Mediterráneo con claridad. Tras pasar por la pequeña y encantadora aldea de Vallejos, perteneciente a Macharaviaya, se llega al pueblo de Moclinejo, donde sorprenden murales, mosaicos e incluso una pequeña casa del Ratoncito Pérez.

El último tramo es el que parte de Moclinejo y desciende hasta Rincón de la Victoria aprovechando sobre todo el cauce del Granadillas, seco durante buena parte del año. En este último tramo coincide con el sendero local que llega hasta La Capitana. El recorrido es el más liviano de todos, ya que tiene unos ocho kilómetros y es claramente descendente. De este modo, se conecta con el mar y al mismo tiempo con la Senda Litoral y la Gran Senda de Málaga.

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