La Guardia Civil declara ante el juez que el conductor invadió el arcén

Los agentes de la Guardia Civil que realizaron el atestado del accidente que costó la vida a Ricardo Ochoa y dejó gravemente herido a su hermano Javier aseguraron ante el juez que el atropello de los dos ciclistas se produjo en el arcén. Los peritos contradijeron así la versión del acusado, quien el día anterior defendió que uno de los hermanos Ochoa invadió de forma repentina su carril cuando ambos corredores circulaban en paralelo.

Según los guardias civiles, el atropello se produjo por "una distracción" del conductor, posiblemente por quedarse mirando a los dos ciclistas que entonces militaban en el Kelme y reconocerlos cuando ambos entrenaban por la carretera que une Málaga con Campillos. Los peritos destacaron que no había huellas de bicicleta en la calzada y que ambas 'bicis' tenían "restos de pintura" del automóvil, "por lo que necesariamente las dos tuvieron que impactar con el vehículo".

La colisión pudo producirse, según los agentes que realizaron el informe pericial, a unos 60 centímetros del borde de la carretera, ya que en este punto se encontró en el asfalto del arcén una marca de una de las ruedas. En su opinión, el coche que conducía Sebastián F. chocó contra la rueda trasera de la bicicleta de Javier y a continuación ésta se enganchó con la de Ricardo que pudo girarse impactando con el vehículo.

Los agentes reconocieron que el coche circulaba a una velocidad superior a la de los ciclistas, que corrían a unos 40 km/h, y el propio acusado ha admitido que circulaba a "una velocidad muy prudente", alrededor de 60 kilómetros hora. También insistió en que hubo nada que distrajese su atención hasta que se encontró con los ciclistas. También ha quedado acreditado que Sebastián F. no recibió ni realizó ninguna llamada telefónica desde su móvil durante el trayecto que derivó en el fatal accidente.