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Imagen de la película 'Junior'.
¿Papá está embarazado?

¿Papá está embarazado?

Antojos, náuseas, ganancia de peso... Estos son algunos de los síntomas que algunos hombres tienen durante el embarazo de su pareja. Se trata del Síndrome de Couvade y hace que se sientan como las madres gestantes

redacción

Domingo, 19 de marzo 2017, 00:30

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Los hombres pueden sufrir trastornos hormonales durante el primer trimestre del embarazo de su pareja. Gabriela Gómez, psicóloga de blua de Sanitas, afirma que los hombres «pueden experimentar cambios como la disminución de la producción de testosterona o el aumento en la producción de estrógenos y prolactina», estas últimas hormonas se encuentran comúnmente en las mujeres.

Según la experta, «pese a que se ha estudiado poco acerca de este fenómeno, diversas encuestas sobre las vivencias de hombres que se preparan para la paternidad, como la publicada por la 'American Psychological Association', certifican que, en la mayoría de los casos, los hombres padecen síntomas del Síndrome de Couvade».

¿Por qué hay hombres que ganan peso durante los nueve meses antes de ser padres? Esta es alguna de las preguntas a las que da respuesta un síndrome cuyos síntomas hacen que algunos de los futuros papás muestren actitudes más que similares a los de una mujer embarazada.

«Durante el primer trimestre del embarazo de su pareja, algunos hombres pueden empezar a experimentar un conjunto de síntomas similares a los de la mujer embarazada. Los síntomas que con mayor frecuencia describen los hombres son náuseas y vómitos, repulsión a algunos olores y comidas, apetencia por ciertos alimentos (los famosos antojos), problemas intestinales y malestar estomacal, dolores de espalda, aumento o pérdida de peso, ansiedad, irritabilidad, cambios de humor o cansancio», señala Gómez.

Controversias

En los estudios mencionados se pone de relieve que entre el 10 y el 65% de los hombres que van a ser padres -las cifras difieren dependiendo del estudio- presentan muchos de estos síntomas del síndrome de Couvade. «Sin embargo existe controversia entre las explicaciones. La que más peso parece tener es el fuerte estrés que se experimenta y el grado de implicación del hombre con su pareja. El estrés intenso y sostenido en el tiempo da lugar a cambios bioquímicos en el cuerpo que pueden ser los responsables de muchos de los cambios hormonales y también psicológicos», puntualiza la experta de Sanitas.

También es muy común ganar algunos kilos durante la espera de la nueva paternidad. «Hay varios factores que pueden provocar un aumento de peso como acompañar a la pareja en algún antojo, el estrés o la ansiedad producidos por la paternidad, así como la disminución de la práctica de ejercicio físico».

Para no 'volverse locos'

Una vez llega la hora de cambiar pañales, dormir poco, soñar con Pepa Pig o echar de menos la música para adultos, todo se ve desde una perspectiva diferente. Ser padre cambia la vida y no solo por el hecho de tener descendientes o por ser el responsable de una nueva vida.

Hay muchos hábitos que se modifican. En este sentido, la psicóloga indica que los que más cambian son el sueño, las actividades sociales y las de ocio. Además, los horarios se ajustan a los de los hijos por lo que toda la rutina se organiza a raíz de las actividades de los pequeños de la casa.

Por ello, la experta recomienda siempre:

Conservar alguna actividad agradable propia, seguir teniendo algo de tiempo para invertir en uno mismo.

No abandonar los momentos en que la pareja pueda estar sin los hijos.

Es importante llevar a cabo actividades en familia de forma rutinaria. La psicóloga Gabriela Gómez, recomienda que sea una «actividad saludable como practicar deporte en familia».

La salud debe cuidarse de igual manera o más que antes de tener hijos. Y es que para mejorar nuestros hábitos de vida debemos pensar en que nuestra alimentación condiciona la de nuestros hijos, por ello aconseja comenzar por el cuidado de la alimentación proponiendo que el alimento sea nuestra medicina para vivir más.

Un dato curioso pero que no sorprende a padres experimentados, es que con el primer hijo se actúa de una forma muy distinta a como se hace posteriormente con los siguientes. En este sentido, la experta asegura que «al haber adquirido más experiencia, se puede cambiar un poco el patrón de crianza, lo que no cambia es nuestra ilusión por disfrutar de la vida de la mano de nuestros hijos».

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