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Al finalizar la II Guerra Mundial, Europa estaba en ruinas, tanto en lo material como psicológicamente. Estados Unidos diseñó y puso en marcha el histórico Plan Marshall (ERP –European Recovery Program–). España no participó en la guerra, pero nuestra terrible Guerra Civil –1936/39– produjo un resultado de destrucción y ruina muy semejante al de nuestros vecinos europeos. El Plan Marshall fue así conocido por ser uno de sus principales impulsores el General George Marshall, Secretario de Estado y uno de los jefes militares más conocidos y prestigiosos de aquella contienda y fue llevado a cabo aproximadamente entre 1946 y 1952. Este plan, aunque no fuera la única causa, contribuyó de forma fundamental a la recuperación casi milagrosa de los 18 países que fueron incluidos en el programa, principalmente Reino Unido, Francia, Alemania e Italia. El único gran país de Europa Occidental que quedó excluido de las ayudas fue España.

En el año 1953, Luis García Berlanga dirigió una película que se convirtió en legendaria, 'Bienvenido Mister Marshall'. Con guion del propio Berlanga, Miguel Mihura y Juan Antonio Bardem, aquella comedia puso a prueba la mayor capacidad humorística surrealista y la ironía más boyante y agridulce, ciertamente características de los moradores de nuestro país. Una auténtica sátira llena de autocrítica, increíblemente bendecida por la censura de aquellos días, también plena de mordacidad hacia los americanos salvadores. El genial actor José Isbert, el alcalde de Villar del Río (Guadalix de la Sierra), representando un pueblo castellano cualquiera, –no lo duden– hizo el papel de Pedro Sánchez: «… como alcalde vuestro que soy, os debo una explicación y esa explicación que os debo os la voy a pagar…». Y así en un bucle caótico. Y el también brillante actor Manolo Morán –en la película empresario de flamenco que pasó un tiempo en Boston y que es contratado para hacer todos los preparativos y producir la tramoya– interpretó sin saberlo el papel de Iván Redondo. Hay muchas más similitudes, pero quizá sea preferible no desvelar quién sería hoy la cantaora Carmen Vargas, papel interpretado por Lolita Sevilla, o quién don Cosme –el cura– y quién la maestra.

El pasado martes 21 de julio, Pedro Sánchez regresó a Moncloa, tras una larga madrugada negociadora. «Improvisadamente» se cruzó con sus vicepresidentes y ministros, que le recibieron haciéndole pasillo con aplausos y –se adivinan tras las mascarillas- amplísimas sonrisas. Casualmente las cámaras de televisión pudieron tomar aquellas «inesperadas» imágenes cargadas de espontaneo agradecimiento. A su paso sonaba la música y el Presidente pudo escuchar con nitidez una bonita voz, casi como la de Lolita Sevilla, que decía: «Viva el tronío y viva un pueblo con poderío, olé Bruselas y 'Amsterdán'. Te recibimos, Pedro Sánchez con alegría, Ole Suecia, Austria, Oslo, Finlandia y las demás…».

La música siguió sonando de fondo pero con fuerza en el transcurso del Consejo de Ministros. 140.000 millones de los que 72.700 se darán en ayudas directas a partir del 1 de enero, con freno de emergencia, conformando una auténtica acción de intervención política y económica. El salvamento condicionado y exigente que 'el tronío' de Sánchez no conseguirá explicar ni cuando el tiempo pase.

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