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No pocos documentales y películas han puesto sobre la mesa la cruda realidad de una vida (la nuestra) cargada de problemas cotidianos; es uno de los grandes méritos del Festival de Cine Español de Málaga. En la foto, Javier Gutiérrez, protagonista de 'Campeones', premio Málaga-Diario SUR. Salvador Salas
HACER VISIBLE lO INVISIBLE

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Isabel Gemio debuta como directora con el documental 'Jóvenes invisibles', que trata el tema de los afectados por enfermedades raras. -'Campeones' no h

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Domingo, 24 de marzo 2019, 00:49

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Fue 'Campeones' un canto a la vida y a la igualdad, un poner sobre el tapete, dar rostros y apellidos, a la diversidad de personas que vivimos en esta sociedad, donde nada ni nadie es perfecto. La mejor campaña de promoción de la historia para mostrar la realidad de la vida surgió de manos de un peculiar entrenador de baloncesto y un grupo de personas discapacitadas que buscaban un sitio en un mundo que los suele invisibilizar. Por eso, quizás por eso pero no sólo por eso, Isabel Gemio dio un paso adelante y decidió poner toda la carne en el asador con 'Jóvenes invisibles' para mostrarlos al mundo, para recordar a todos que la vida es tan dura como real, que las películas románticas y edulcoradas sólo existen en las pantallas de los cines. Lo que 'Campeones' logró es lo que esta popular comunicadora intenta con el documental que ella ha dirigido y que se estrenó, con un importante éxito, en el Festival de Cine de Málaga el pasado jueves, y para ello está dispuesta a dejarse la piel en el empeño, lo que no es novedad en alguien que lleva años intentando decir en voz alta que hay mucha gente afectada por enfermedades raras y sin cura que nadie quiere ver; personas invisibles que no salen en las películas ni en las series, que tienen su vida y su historia, cada uno de ellas diferente. Sin duda llamada por la fuerza de su hijo Gustavo, que padece una enfermedad degenerativa sin cura hoy, Isabel decidió poner su esfuerzo, sus ganas, su tiempo libre y su dinero en visibilizar este problema, lo que dice mucho de ella. Gustavo le dio la fuerza, y de ahí surgió la Fundación Isabel Gemio, que hace una gran labor en pro de las enfermedades raras e incurables, y también escribió un apabullante libro titulado 'Mi hijo, mi maestro', y ahora da el salto al cine con este documental que presenta la realidad tal como es, con la crueldad de una realidad que no es ni mejor ni peor, sino que es y punto: ella lo sabe y así lo entiende. No es por tanto un documental para pasar el rato, ni para divertirse, ni para buscar el lado onírico de la vida, sino para tocar la realidad. Ella, además, sabe que tiene una tribuna que no poseen la inmensa mayoría de familiares de personas con enfermedades raras y sin cura, personas que son cada una un mundo y que hacen una labor titánica. Desde la radio y la televisión, Isabel Gemio siempre ha sido un altavoz para mostrar los rostros y hacer oír la voz de los 'invisibles'.

La popular comunicadora ahora mismo está entregada en cuerpo y alma a la Fundación y a la promoción del libro y del documental, aunque al tiempo prepara un proyecto televisivo de envergadura. «Quiero que 'Jóvenes invisibles' se emita en los cines, en las televisiones públicas, en las privadas, en todos los sitios donde pueda ser visto por los ciudadanos». Y es que una dosis de realidad no es que venga bien, sino que es necesaria, sobre todo en un mundo donde es mucho más fácil la táctica del avestruz, esa que hace que cuando surge un problema lo afrontan escondiendo la cabeza debajo de las alas. El problema es que la sociedad no es capaz de encarar la realidad de la vida con toda su crudeza, por eso necesita agitadores sociales para que despertemos del letargo de esas películas alemanas que cargadas de bellas imágenes de paisajes e historias increíbles de amor nos llenan las horas de la sobremesa en nuestras televisiones merced al 'gol' que en su día le metió Angela Merkel al Gobierno español en un acuerdo sin precedentes que sin duda ha servido, sobre todo, para que la mediocre industria cinematográfica germana consiguiera un balón de oxígeno y de oro...

Isabel Gemio y Patricia Godoy, el viernes en el Muelle Uno tras el estreno del documental 'Jóvenes Invisibles'.l
Isabel Gemio y Patricia Godoy, el viernes en el Muelle Uno tras el estreno del documental 'Jóvenes Invisibles'.l Salvador Salas

Gemio, como tantos otros que vienen a Málaga por cualquier motivo, está seducida por esta ciudad y alargó su estancia entre nosotros todo el fin de semana, disfrutando del Muelle Uno, un lugar que le parece mágico y le encanta, y comió en uno de sus restaurantes, en este caso en el reconocido Godoy, donde no paró de hacerse fotos y firmar autógrafos. «Estoy feliz por la acogida de los malagueños, pero sobre todo porque creo que 'Jóvenes invisibles' va a calar aquí, y desde aquí, con este maravilloso festival de cine que tiene Málaga va a conseguir el impulso que necesita para colarse en cada rincón de nuestras cabezas y de nuestros corazones. Como hizo 'Campeones'. Gustavo tuvo y tiene la culpa, y gracias a su fuerza y a la que le dio a su madre desde que aquel día recibió la impactante noticia de la enfermedad de su hijo, muchos se verán no sólo identificados, sino beneficiados por su ingente labor. Un festival de cine es mucho más que unos rostros bonitos y unas películas para pasar el rato... Es la grandeza del de Málaga. Loor y gloria y un aviso a los navegantes de la Academia del Cine Español, que después elige otras ciudades para entregar sus 'Goyas'. De bien nacido debería ser también agradecido...

Porque también te encuentras por la vida gente que vende su ciudad, sus tradiciones, su historia. Entonces te das cuenta de que es algo hermoso hacerlo, sobre todo cuando tse hace con ilusión y se invierte tiempo y dinero a nivel personal en ello. Es lo que han hecho la semana pasada el matrimonio formado por Jesús Martín y su esposa Nuria, propietarios del Mesón San Marcos de Segovia que se han venido a 'vender' su tierra a Málaga, concretamente al restaurante 'Lo Güeno', propiedad de Mariano Reche. Vender Segovia vía gastronomía ya se sabe lo que es: buenos chorizos y morcillas, buenos judiones y buen cochinillo, al estilo segoviano. Lo han hecho, han triunfado, «aquí ganamos sólo amigos, no venimos por intereses económicos», y se han vuelto ya a Segovia (el viernes anterior al pasado) «porque no podemos dejar solo aquello (su restaurante) un fin de semana, nuestros dos días fuertes». ¿Y por qué lo hace? «Por Segovia, por mantener una tradición, por enseñarle al mundo nuestra gastronomía. Sólo por eso, y por tener amigos que me tratan como los malagueños aquí», dice Jesús, quien desveló el por qué de la tradición de romper el plato con el que se corta el cochinillo, iniciada por el inolvidable Cándido. «Hace muchos años, un alto miembro del Gobierno de Franco entró en el Mesón de Cándido, y vio al gran maestro de la cocina segoviana en pleno corte de un cochinillo, y ni corto ni perezoso se dirigió hacia él con la mano extendida para saludarlo. Cándido, que conocía quién era tan influyente y poderoso ministro, dejó caer de sopetón el plato de loza para corresponder inmediatamente al apretón de manos, y el utensilio se rompió en mil cachos, pero su asombro fue enorme al comprobar que la gente que llenaba el comedor comenzó a aplaudir con fuerza la 'feliz iniciativa' de estrellar el plato contra el suelo. Así de fácil se escribe la historia». Desde luego. Con Jesús y con Nuria, lo mismo que con Cándido (tercera generación), que suele organizar también cada año unas jornadas parecidas en El Corte Inglés, Segovia tiene unos excelentes embajadores en Málaga.

Nos vamos con el deseo semanal de que sean ustedes felices y servidor que lo vea y comparta.

Nuria, Jesús Martín y Mariano Reche, en 'Lo Güeno'.
Nuria, Jesús Martín y Mariano Reche, en 'Lo Güeno'. SUR

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