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Mirando al mar

Viaje al pasado

Hay quien no desfallece y sigue contribuyendo a incrementar el conocimiento del pasado. Ocurre así en Marbella con la asociación Cilniana

JOSÉ MANUEL BERMUDO

Jueves, 1 de febrero 2018, 07:56

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A todo el mundo le gusta presumir de su pueblo, destacar aquellas cosas positivas que tiene y hacer ver a los de otros lugares que cuenta con algunas características que son únicas e irreemplazables. Y en esto tiene mucho que ver el pasado, aquello que se puede contar de otros tiempos y, sobre todo, lo que se puede ver. Los vestigios históricos aparecen siempre en guías turísticas, libros de viajes y folletos municipales como muestra de que la población cuenta con una historia antigua que da cierta impronta a la misma.

Otra cosa es lo que hace cada uno en favor de ese patrimonio para que se mantenga en el tiempo, para no permitir que sea destruido, en algunos casos en nombre del progreso, y también de qué forma se puede trabajar en abundar en el trabajo de investigación que permita ampliar el catálogo de restos arqueológicos y, en consecuencia, descubrir nuevos aspectos de quiénes y cómo vivían nuestros antepasados.

Tanto entre los aficionados a la historia como entre los profesionales hay quienes tienen una enorme pasión por estos asuntos, que les hace ir más allá de lo normal, superando casi todos los obstáculos. Pero lo habitual es que se encuentren con el factor económico para tener dificultades en su trabajo. Muchas de las investigaciones llevan un gran número de horas analizando documentos, desplazamientos a los lugares de los archivos, participación en trabajos de campo y otras cuestiones que servirán después para dar a conocer los resultados. Y hay que tener suerte para encontrar facilidades de publicación. En muchas ocasiones todas estas cosas se hacen por amor al arte, es decir, sin cobrar un solo euro, y la atención recibida al esfuerzo es después limitada a unos círculos muy concretos.

Pero, en todo caso, hay quien no desfallece y sigue contribuyendo a incrementar el conocimiento del pasado. Ocurre así en Marbella con la asociación Cilniana, que anoche presentó un nuevo número de su publicación, que alcanza ya el veintisiete. Esta colección de revistas ha reunido en los últimos años magníficos trabajos que aportan nuevos datos de como han ido evolucionando los acontecimientos de un pueblo y una comarca rica en la actividad de diversas civilizaciones. Son textos que sobrepasan largamente los tópicos, simplezas y hasta algunas leyendas populares y que descubren con gran rigor aspectos inéditos de nuestra historia. Los escritos aportados merecen un cierto tiempo de atención, alejándose de la inmediatez de la información básica, prácticamente en titulares, a la que nos hemos ido acostumbrando con la aparición de las redes sociales. Y no estaría demás que no se dejaran dormir en un archivo, sino que se les diera vida dándoles a conocer en algunos centros de enseñanza.

En la última publicación de Cilniana podrán encontrar los interesados un magnífico dossier sobre los orígenes del castillo de Marbella, con los resultados de las últimas excavaciones y el hallazgo de restos prerromanos, la antigua muralla de la ciudad, el origen de «El cable de la mina» o un extenso estudio sobre el convento franciscano de la ciudad, entre otros trabajos que completan más de ciento cincuenta páginas.

En algunos de los textos se percibe algún que otro lamento sobre el trato que se le da a nuestro patrimonio por parte de las instituciones públicas, a las que se les pide una mayor preocupación. Y se echa de menos que en Marbella no se cuente con un arqueólogo municipal, no para parar obras si encuentran una vasija, sino para reforzar los trabajos de mantenimiento de lo que ya existe y avanzar en sus trabajos de lo que se puede encontrar que, según los expertos, es mucho todavía. En cuanto a las ayudas para la difusión, también puede hacerse más. Esta vez la revista nace con la ayuda económica de la Fundación Banús. Pero el trabajo de hacerla llegar al ciudadano debe ser apoyado por otras partes. Quizás, poco a poco, aumenten los fieles a nuestra historia. Aunque algunos no lo crean, viajar al pasado es consolidar nuestro futuro.

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