Verano azul oscuro
Mientras Rusia se convierte en un hervidero de mencheviques sublevados con el dólar como única revolución posible, el PP reencarna al Chanquete en un Borja ... Semper arremangado y juguetón. Las bicicletas son para el verano y por lo visto la vacuidad mental también. Rajoy caminaba deprisa y sus sucesores pedalean al ritmo de una vieja cancioncilla. Preadolescentes idiotizados por aquel habitante de un barco varado y fuente incansable de empalagosas patrañas.
El derrotado Sánchez del 28-M le está marcando el paso a Feijóo. Una frase, convertida en mantra por el coro ministerial -la extrema derecha y la derecha extrema son lo mismo-, sirvió para que la fiesta le durase a los populares medio día. Ansioso por evitar el contagio de la gente de Abascal, el PP anda no ya como un Hamlet dubitativo que se plantease ser o no ser, estar o no estar con Vox, sino como un pollo sin cabeza que aquí pone un huevo en la cesta de Vox y allí cacarea como si hubiera visto al diablo. Violencia de género sí, violencia de género no. Violencia intrafamiliar, engrudo, atoramiento intestinal. Cómo salir del cepo que le puso Sánchez. Bildu no es suficiente. ETA, por mucho que se empeñe Isabel Díaz Ayuso, no existe. Ella, Ayuso, sí tiene la fórmula. Surrealismo trufado con teoría política de guardería infantil. Lo naif como alternativa a las complejidades del nuevo mundo.
Ayuso ve claro. Blanco o negro. Los matices son cosa de progres. O de un Feijóo que vaga por las almenas de Génova haciendo trabalenguas con el ocho y el doce por ciento. Con un doce por ciento los conceptos ideológicos se funden como el plomo a 327 grados, como la plastilina en manos de un gigante. Pero con un ocho por ciento no se pueden consentir unas ideas horribles que hacen imposible el entendimiento. ¿Sabe el señor Feijóo qué tanto por ciento alcanzó Bildu en sus circunscripciones para llegar al Congreso de los Diputados? Mejor no, mejor no saberlo, mejor no saber según qué cosas y seguir divagando, diciendo ahora sí y mañana no y pasado quién sabe. Poniendo como ejemplo a la extremeña Guardiola, tan indignada, tan tajante en sus convicciones que estaba dispuesta a dar la presidencia del parlamento autonómico a Vox porque ahí, en esa presidencia, la cerrazón de Vox se convierte en humo. Ya se sabe que la presidencia de un parlamento equivale a un cargo de conserje. No importa que realmente sea la segunda autoridad autonómica. Naderías, lo que importa es el verano azul, la cancioncilla, el Chanquete resurrecto, los niños bobos dando pedales para que el 23 de julio no se convierta en un penoso Alpe d'Huez con Sánchez dopado y Feijóo con la pájara.
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