El San Valentín de Georgina
VOLTAJE ·
Ser la novia de Ronaldo es algo parecido a un oficio o a un reinadoComo un día cualquiera. Así es como hay que recomendar a todo el mundo vivir el 14 de febrero, o 14-F, que suena más ... a huelga, a atentado, a revuelo importante. Por el Día de los Enamorados hay que pasar de puntillas incluso cuando se está en momentos de gloria, porque puede pasar cualquier cosa y porque se ha llegado a un punto en el que hay un día para todo; las causas y las cosas a las que honrar han propuesto un nuevo santoral laico, y hay años en los que no apetece, que resulta cansino tener que celebrar el día de la croqueta, o el del gato. Es verdad que el de los enamorados lleva más tiempo. Es uno de los días más antiguos. Pero siempre someterse a su celebración entraña sus peligros, y termina uno enfangado de tanta publicidad y formando parte de un anuncio. Ayer de la bandeja de entrada salía una proposición de matrimonio. Uno de los anuncios me ha ofrecido un regalo para demostrarme mi amor a mí mismo.
Últimamente todo parece que es 'turbocapitalista', una palabra que se ve escrita por todas partes, primero porque se explica por sí sola, y luego porque pronunciarla resulta intrigante y sexi. Todo es así, está radicalizado. Turbocapitalista es, por ejemplo, la docuserie que cuenta las singulares andanzas de Georgina Rodríguez que, como todo el mundo sabe, es la pareja de Cristiano Ronaldo, una condición sin igual que le ha conducido a llevar -y ahora a enseñar con más o menos artificio- un estilo de vida que va más allá de la ficción, que la rompe y la resquebraja para convertirse en un hecho insólito que es la vida de Georgina, envuelta en unas circunstancias y con unos problemones que de verdad al final resultan agobiantes. Un montón de casas, de niños, de compromisos, de viajes en jet privado y de admiradores por todas partes, a cada cual más fanático, que lo complican todo todavía más. Dice Angélica Lidell que los fans son los primeros en perderte el respeto, que el rito debe terminar en el escenario, pero aquí el teatro es toda la vida. Ser la novia de Ronaldo es parecido a un oficio, es monarquía, es el reinado en un estrato determinado de la cultura popular que me temo que es masivo, como siempre ha sido, con niños que quieren ser futbolistas, y niñas que fantasean con ser novias de futbolistas o 'creadoras de contenido' (¿suena eso mejor que 'influencer'?), en un ascenso vertiginoso como en 'Pretty Woman', protagonistas de la heroicidad que supone «pasar de vender bolsos a coleccionarlos» en un tiempo turbo, y todo gracias al amor, como en los anuncios.
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