El último mollete de Boris Johnson
VOLTAJE ·
Gestiona la mayor crisis de abastecimiento de su país mediante 'whatsapps' desde la CostaHoy se acaban las vacaciones para Boris Johnson. El primer ministro británico, tantos miles de compatriotas, ha elegido la Costa del Sol para pasar sus ... vacaciones. No Marbella, como alegremente señalan algunos medios, sino Benahavís, el municipio donde no ser rico es una rareza, excepto si trabajas para ellos. Allí, en una finca con tanta historia que alguna década podría convertirse en casa-museo, Boris Johnson se refugia de las críticas que su propia salida vacacional ha provocado. El dirigente se va de Londres mientras que el país sufre una crisis de abastecimiento extraordinaria, y que amenaza con empeorar, ya con los ciudadanos peleándose a puñetazos por la gasolina. Todo muy 'british'. Además de que el acuerdo del 'Brexit' haya sufrido otro golpe mortal, esta semana se ha publicado un informe que critica su gestión durante la pandemia. Esa estrategia basada en pedir a la gente que salga y que se contagie, su apuesta por 'salvar la economía', ha provocado uno de los fracasos de la sanidad pública más importantes que haya experimentado nunca el Reino Unido, según un documento del Parlamento Británico. Los que defienden que se haya ido de vacaciones alegan que llevaba desde enero del año pasado sin hacerlo, que sus descansos anteriores han sido todos interrumpidos, y que en este tiempo ha pasado el Covid (supuestamente), ha perdido a su madre, se ha divorciado, ha sido padre (tiene seis hijos reconocidos, y a la espera de otro), y sigue manejando el caos de su país 'mediante Whatsapp'. A mí me parece muy bien que se haya ido de vacaciones, primero porque es una cuestión de salud mental, pero sobre todo porque ha venido aquí.
A Boris Johnson todavía le echan en la cara columnas escritas hace diez años, como nos pasa a todos, y en una de ellas habló de un pobre chico de Málaga que se encontró en Londres: «Tienen todo el derecho de venir a buscar trabajo, pero eso va a traer a nuestra casa la tragedia del euro». Al final, querido Boris, los británicos van a tener en su casa la tragedia del 'Brexit'. A nosotros nos afectará poco, y seguiremos disfrutando de la ginebra Larios y del whisky americano o DYC, y eso hasta que Escocia decida emanciparse del Reino Unido para volver a Europa.
Se dice que no se le ha visto por las calles y no ha trascendido si habrá visitado algún restaurante, así que ni siquiera me lo puedo imaginar en un chiringuito, como me gustaría, degustando los últimos boquerones frescos que se va a comer en mucho tiempo, o manchando las páginas de este periódico con el aceite impregnado en un mollete, siendo también, durante una buena temporada, su último aceite y su último mollete.
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