Ucrania cede ante Estados Unidos
Francisco J. Carrillo
Académico Correspondiente de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas
Lunes, 26 de mayo 2025, 02:00
El lamentable encuentro de Zelensky con Trump en la Casa Blanca tenía como objetivo 'imponer' al presidente de Ucrania un acuerdo 'comercial', cuyo texto desconocemos. ... Zelensky acudió a la firma, pero, una vez en el Despacho Oval, exigió a Trump sustanciales modificaciones para salvaguardar la soberanía de Ucrania. La reacción de Trump fue la de humillar a Zelensky y expulsarlo de su despacho. Estados Unidos hizo una nueva propuesta a Ucrania el 28 de marzo pasado, que contenía los términos de un acuerdo tóxico para Ucrania. En síntesis: reembolso de toda la ayuda militar y humanitaria recibida por Ucrania; control de la mitad de los beneficios obtenidos por Ucrania de sus recursos minerales, incluidos petróleo y gas, con conversión al dólar y transferencia a Estados Unidos; creación de un 'fondo común de inversiones' alimentado por el reembolso de la ayuda recibida de los USA con un consejo de supervisión compuesto por tres americanos y dos ucranianos; derecho prioritario sobre inversiones futuras en recursos minerales e infraestructuras ucranianas, etcétera.
La soberanía nacional de Ucrania quedaría bajo control de los Estados Unidos que exigiría un control compartido de las negociaciones estratégicas sobre todas las inversiones extranjeras, quedando excluidos los rivales de los EE UU y, sin duda, países de la Unión Europea, y colocando a Estados Unidos como agente y actor internacional principal (y prácticamente único) en las negociaciones de paz con Rusia.
Zelensky es consciente de que el apoyo de Trump es fundamental tanto para la guerra como para la paz con Putin. Este borrador de acuerdo 'comercial' era, de hecho, un acuerdo de 'rendición política'. Para Trump, los territorios ocupados forman parte de las 'concesiones impuestas' a Zelensky que se verá obligado a hacer a Rusia en el finiquito de la guerra. El acuerdo internacional, que finalmente ha sido firmado en Washington el pasado miércoles 30 de abril, abre las puertas a las empresas de los Estados Unidos para la explotación de minerales, gas, petróleo y al amplísimo mercado de la reconstrucción del país, concediendo un acceso preferencial a los EE UU a todos los nuevos contratos sobre recursos naturales. Se afirma que Ucrania es soberana, libre y segura, y dueña de sus recursos naturales. El acuerdo crea un 'fondo común de inversiones' alimentado y gestionado a partes iguales por Ucrania y por recursos 'directos' de EE UU, con alusión expresa a una posible asistencia con sistemas de defensa aérea. Las ganancias que genere se aplicarán a la recuperación de Ucrania.
Ha desaparecido la referencia al reembolso de la deuda que Trump estima en 350 mil millones acordados por el gobierno de Biden, y afirma que el acuerdo «es una buena cosa para Ucrania porque habrá una presencia americana (...) y significa una manera de recuperar el dinero en ayuda a la guerra, y del que nada hemos recibido en retorno». Sin embargo, uno de los puntos en los que insistía Zelensky como alta prioridad, y que no se incluye en el Acuerdo, es que los Estados Unidos garantizaran la seguridad de Ucrania frente a Rusia. El acuerdo, ampliamente comercial, con importantes connotaciones políticas para Ucrania, para Rusia y para la Unión Europea, es prácticamente un cheque en blanco para el gobierno de Trump y para las grandes empresas americanas en la explotación de los minerales estratégicos y en la reconstrucción de Ucrania (infraestructuras e inmuebles). Coloca a Estados Unidos en el ojo del huracán de una guerra a la que necesita poner fin para que las empresas americanas puedan crear negocio con normalidad al tiempo de ir recuperando la deuda de los 350 mil millones no mencionada en el acuerdo pero que está implícito. No es aventurado afirmar que la firma de este acuerdo internacional fue precedida por conversaciones secretas con Rusia, porque sería inimaginable pensar en grandes inversiones y operaciones económicas y financieras en un país en guerra sin haber avanzado con el Estado agresor en un diseño para poner fin a este conflicto armado.
EE UU ha entrado con fuerza en Ucrania como primera potencia ante la sorpresa de una UE que debate la seguridad y el rearme
Estados Unidos ha entrado con fuerza en Ucrania como primera potencia mundial, probablemente ante la sorpresa de una Unión Europea que debate, desunida, la seguridad y el rearme. La presencia americana en Ucrania, de por sí, genera una seguridad para toda Europa y, cabe pensar, representa un balón de oxígeno para la Federación Rusa en las condiciones para la paz que Putin está poniendo sobre la mesa de negociaciones. Trump utiliza el arma de los negocios, lanzando una alternativa similar a Rusia en la perspectiva de negocios conjuntos de posguerra. Es la nueva política de la desglobalización.
China sigue las mismas pautas de comportamiento internacional. Las tres grandes potencias optaron por las relaciones bilaterales, agudizando la crisis de la multilateralidad, y sosteniendo una red mundial no competitiva de micropoderes, con excepción de los cinco BRICS. Montaje más cercano a la proliferación de conflictos armados locales y regionales que a una paz universal. Eso sí, los tres grandes, por intereses propios, evitarán la Tercera Guerra Mundial. Ucrania sirve de laboratorio experimental. El sacrificio de miles de vidas humanas, el dolor y el recuerdo del terror entrarán en el estadillo contable de pérdidas y ganancias, cifras sin alma.
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