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Turismo import/export

La oportunidad es histórica. Bendito el AVE y bendito el Puerto y su torre si nos los creemos

JESÚS NIETO JURADO

Lunes, 6 de noviembre 2017, 07:38

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El turismo, una sonrisa. Aquel lema sigue aún grabado en mi memoria de niño cosmopolita que tuvo en Torremolinos su primer Nueva York y su primera Londres. Y de ahí hasta ahora tampoco ha pasado tanto, y nuestra marca Málaga/España veo que empieza a brillar a partir de hoy en la World Travel Market de Londres. Vivir es viajar, y quienes hemos sido buenos hosteleros en todos los sentidos de nuestra vida, bien que sabemos dejar el pabellón alto cuando salimos de rumbo a la desconocido. Cuenta Pedro Luis Gómez que el Londres más castizo ha caído rendido a los encantos de la marca Andalucía. Bien hecho por la cautivadora Andalucía. Quién sabe si Jack el Destripador o Conan Doyle (si no son la misma persona) no se han dejado seducir por el paraíso de nuestra provincia ante la absoluta ausencia de nieblas,; ante la perspectiva de unos años -o todos- en el Edén. Quiere uno decir que en Londres y en Frankfurt, en Brañosera y en la Alcarria, el sentido de Málaga es muy superior al que podemos tener de nosotros mismos. Que la confluencia de cruceros en el Puerto va pidiendo un faro y una torre icónica, nuevos pantalanes; y que a pesar de los pesares vivimos una oportunidad histórica. Digamos que el futuro más prometedor está aquí, y que sólo hay que mirar fotografías de la ciudad de una década y pico atrás para ver que, más o menos, nos vino Dios a ver.

Y nos vino a ver en forma de AVE hará casi diez años justos en unos días. Más de 20 millones de pasajeros tomamos ese tren que nos metió en el cogollo de España y conectó a mi Madrid un puerto más majo que el valenciano del pelotazo. El AVE nos hizo mirar más a España, lo cual no ha dejado de ser positivo en tanto que el mapamundi lo conocíamos en derredor de la Catedral y en las tabernas irlandesas de Torre del Mar, o en la recoleta pizzería La Familia de Estepona, que eran y son la vuelta al mundo en ochenta callecitas. Del AVE, como de todo, hará pronto diez años; y sin embargo hay en la ciudad quien todavía aplaude a los desconchones y a los orines, al estatismo. Al turismo, pues, hay que mantenerle esa sonrisa pero con la conciencia de que las cosas han ido saliendo por voluntad, persistencia, carácter, puerto, plantes ante la burocracia y otros heroísmos que sólo se verán cuando pase el tiempo y veamos los contornos de la ciudad más claros.

En esta reflexión sobre nosotros en el mundo, voy paseando por la provincia, claro. De las dunas de Marbella a los conventos de Antequera, donde una monja tornera de Écija burla la clausura con chistes verdes y vende mantecados. Siendo receptores de japoneses conviene invertir un fin de semana en nosotros mismos; dejar cinco días en Budapest y cambiarlos por un paseo de noche por Ronda, que ya dijo JoséaTrujillo que es frío -y belleza- por descubrir o redescubrir.

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