Trabajo acumulado
Los últimos días del año nos han pillado pendientes todavía de si terminaremos teniendo gobierno en el país y, de esta forma, podamos dar por ... finalizada una larga etapa de elecciones, campaña política permanente y espectativas ciudadanas dilatadas en el tiempo. No sabemos cómo será el nuevo año, pero el principal recuerdo que nos queda en la memoria del que termina es el de que hemos tenido que acudir continuamente a las urnas porque nuestos políticos no se ponían de acuerdo. Al final también nos ha llegado que ha aumentado la tensión entre la Junta de Andalucía y el gobierno provisional de Pedro Sánchez a causa de incumplimientos en los presupuestos del 2018. Al margen de que no deja de ser, cuando menos curioso, que fuesen los presupuestos que hizo la actual ministra de Hacienda, que es quien actúa ahora, aquí se ha echado en falta ese diálogo y diálogo del que tanto se habla.
Lo cierto es que con estas y otras circunstancias, los que se encuentran en un escalón más bajo de las administraciones públicas, principalmente ayuntamientos, siguen mirando hacia arriba para ver si es verdad que llega el momento de la estabilidad y comienzan a vislumbrarse las soluciones a algunos de los problemas que se llevan arrastrando desde hace tiempo.
A la hora de mirar hacia un nuevo año desde algunas poblaciones, como ocurre en la Costa del Sol, se tiene la impresión de que hay que abordar asuntos de interés para la población que ya se reclamaban hace doce meses, que 2019 ha transcurrido intentando aclarar posiciones políticas mientras se aparcaban determinadas cuestiones de pura gestión, aunque se hayan producido cambios como el de la Junta de Andalucía, con nuevos gobernantes. Los asuntos que se abordaron con rapidez solamente dieron pequeñas muestras de buena voluntad, porque terminaron atascándose, mientras que otros siempre recibían la respuesta de que no eran asumibles en ese momento a causa de la provisionalidad del gobierno central. La cartera de «pendiente» registraba pocas salidas y engordaba la acumulación.
Otra vez nos situamos en el arranque del año pensando en el Hospital Costa del Sol
Puede sonar a repetitivo, pero una vez más nos situamos en el arranque de un año pensando si será en este en el que se aborden de forma práctica asuntos como el del Hospital Costa del Sol, del que se liberó el aparcamiento para facilitar el acceso en vehículos de los que acuden por cualquier motivo, pero en el que las obras que se paralizaron hace años siguen acumulando polvo. No es buena señal tampoco, en materia sanitaria, que se hayan paralizado las obras del centro de salud de San Pedro Alcántara.
En la lista de deseos que podríamos elaborar en estas fechas navideñas no puede faltar, tampoco este año, que algún día Marbella pueda contar con una residencia de ancianos de carácter público que pueda atender la demanda de plazas existentes entre quienes no pueden acudir a una privada o esperar más de dos años a una concertada, porque hay cosas que no admiten demora. También figura la estabilización de nuestras playas, asunto que más que otros depende de la administración central, y, en fin, podríamos añadir deficiencias en materia de educación o recuperación del patrimonio, entre otras cosas. Y no, no se me olvida el tren litoral, pero es que tampoco conviene martirizarse demasiado dándose cabezazos contra un muro.
A veces las esperas se convierten en una especie de rutina aceptada que puede llegar al conformismo o a la desesperanza, incluso a la desconfianza hacia quienes lanzan los mensajes más optimistas. Pero algún resorte interno nos hace retomar las espectativas y pensar que, al menos, dentro de doce meses no hablemos de lo mismo.
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