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Jueves, 1 de mayo 2025, 02:00
El 'caso Ábalos' en que ha derivado la, en origen, causa abierta por presunta corrupción a quien fue asesor del exministro en Transportes y su ... hombre para todo, Koldo García, constituye seguramente el señalamiento judicial de mayor profundidad de los que conciernen al presidente del Gobierno, al Ejecutivo que comanda desde 2018 y al Partido Socialista. Porque José Luis Ábalos era la empoderada figura política y orgánica que enlazaba al Pedro Sánchez de primera hora con el control de aquel PSOE y el mando gubernamental al que llegó tras una moción de censura que defendió en la tribuna del Congreso el hoy diputado del Grupo Mixto. Porque durante tres años, hasta que en 2021 el presidente lo relevó por motivos nunca claramente explicitados, ostentó una cartera vital por su cuantioso presupuesto. Y porque la instrucción, dirigida ahora por el juez del Supremo Leopoldo Puente dada la condición de aforado de Ábalos, va acumulando indicios sólidos sobre la existencia de la -aún- presunta trama corrupta tejida por el empresario Víctor de Aldama, vehiculizada a través de Koldo García y concretada en las potencialidades que ofrecía la influencia del entonces ministro, secretario de Organización del partido y mano derecha de Sánchez. El último iceberg sospechoso que ha emergido de la investigación que viene desarrollando la Guardia Civil es el afloramiento de 508.433 euros que Ábalos percibió estando al frente de Transportes en calidad de «rentas exentas y dietas exceptuadas de gravamen». O lo que es lo mismo, el 69% del total de las cantidades que recibió estaban libres de tributar.
Lo destapado por la UCO es relevante porque sugiere un trato de favor encubierto a Ábalos, o al menos no publicitado, que, de no acreditarse su pertinencia y legalidad, constituiría una manera solapada e irregular de compensación con un sobresueldo; es decir, una corruptela, solo que esta vez la misma no partiría de la red investigada por el Supremo, sino de un movimiento dentro del propio Gobierno, a beneficio de quien manejaba los resortes del ministerio y con la posible connivencia o complicidad de otros. Es por ello que el Ejecutivo, por la vía del departamento de Transportes que pilota ahora Óscar Puente, está directamente interpelado para ofrecer a la mayor brevedad todas las explicaciones sobre por qué Ábalos recibió medio millón en los márgenes del salario por el que tributaba. A sabiendas de que ya lleva perdido el terreno de la transparencia ante una constatación, de entrada, tan aparentemente escandalosa.
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