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Empecé a caminar con libreta y boli por la Sierra de las Nieves hará casi 20 años, tiempo suficiente para haber escrito unas cuantas decenas ... de artículos sobre el paraje y sobre el pinsapo, un árbol mágico al que profeso una devoción que no puedo ni quiero esconder. Así aprendí que en Málaga tenemos una joya prehistórica que no vive casi en ningún otro sitio, y eso merece una reflexión. Frente a los desmanes urbanísticos de la Costa, los habitantes del interior han sido capaces de preservarlo y que llegue a nuestros días en un razonable estado de conservación.
Tuve a grandes maestros, pues esta bendita profesión del periodismo dinero no da, pero te permite conocer a los mejores. Me adentré en el bosque y sus encantos guiado nada menos que por Pepe Quintanilla, Miguel Ángel Catalina, Rafael Haro, Ricardo Salas y otros técnicos imprescindibles en esta historia, con los que aprendí a escuchar a los pinsapos. Se lo crean o no, los árboles centenarios hablan entre ellos y mandan mensajes para el que les quiera escuchar. Recuerdo aquellas caminatas entre la bruma que luego, en casa, rememoraba en forma de largas transcripciones de la grabadora, para dar forma a algunos de los reportajes de los que más orgulloso me siento en mi carrera.
Después de muchos años de demandas ciudadanas y de burocracia la sierra y sus habitantes están a punto de convertirse en un parque nacional, la máxima figura de protección y promoción natural en España. Aunque ha pasado una década desde los primeros trabajos, la declaración llegará justo en el momento en que es más necesaria, con la mayoría de los pueblos aquejados de una despoblación feroz, sin apenas jóvenes ni expectativas de futuro... Hasta ahora. Además de preservar los valores ambientales, la declaración –no nos engañemos– es una oportunidad de negocio. Bajo la nueva marca, con el auge del turismo de naturaleza, serán miles los visitantes de toda Europa que necesitarán comer, techo y productos del terreno, pero también un guía, unas actividades para los niños y mascotas; o rutas a caballo y en todoterreno. Habrá quien quiera pasar algunos días más y buscará una oferta de ocio y actividades complementarias. También, quien se enamore del paraje y de sus habitantes y decida mudarse allí.
En los pueblos se está esperando el maná de las inversiones gracias a esta Sierra 'de los Bienes'; pero también es el momento de que sus vecinos sean valientes y emprendan, con servicios innovadores y adaptados para un cliente internacional, porque si no otros se llevarán las ganancias. Ha costado mucho llegar a coronar el Torrecilla, ahora hay que conseguir vivir de ello...
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