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SERVICIO PENDIENTE

JOSÉ MANUEL BERMUDO

Jueves, 1 de enero 1970

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Las peculiaridades de crecimiento en ciudades turísticas como Marbella, donde se ha construido rápido y mucho en gran parte del territorio disponible, han sido factores que han influido negativamente en la planificación de determinados servicios públicos. Lo comprobamos desde hace algunos años cuando ha sido necesario disponer de alguna parcela adecuada para construir un colegio, un polideportivo o un centro de salud y existen numerosas dificultades para encontrarla. De esta forma no es extraño que con cierta periodicidad se escuchen voces desde distintos sectores que opinan que pensando en los servicios privados para el turismo se olvidó el servicio público para los ciudadanos residentes, que en determinados casos se fue quedando corto para la demanda existente.

Uno de los servicios que nunca ha terminado de completarse es el del transporte público, sobre el que durante mucho tiempo se ha discutido si debería ser una concesión o ser gestionado diréctamente por el ayuntamiento. Mientras tanto, ese servicio tan necesario para desplazarse en una ciudad desperdigada en distritos se ha ido mostrando paulatínamente como insuficiente en las lineas existentes, por no cubrir amplias áreas del término municipal, mientras la zona urbanizada se ha ido ampliando a gran velocidad. Por otra parte, los usuarios habituales se han quejado del estado de los autobuses y, sobre todo, de la frecuencia de paso de los vehículos por las paradas, lo que provoca largas esperas y da pocos ánimos para utilizar el autobús.

Es indudable que un buen servicio en el transporte de viajeros tiene su coste y que prácticamente es imposible que genere ganancias a quien se encargue de gestionarlo, sea empresa pública o privada. Se necesita la ayuda de las administraciones, casi siempre los ayuntamientos, porque se trata de un servicio público que mejora la calidad de vida en la ciudad. Hay quien siempre antepone el asunto económico en sus análisis, pero podríamos preguntarnos si este no es un servicio esencial, más que las numerosas fiestas que se organizan o las partidas dedicadas a actividades improductivas.

Ahora se ha anunciado por parte del equipo municipal de gobierno que el próximo año los autobuses podrán usarse de forma gratuita por parte de los empadronados en Marbella, lo que no deja de ser una medida de impacto que muchos agradecerán, aunque es difícil desprenderle la carga electoral que lleva de cara a las próximas municipales.

Lo gratuito siempre suena bien a muchos, pero puede resultar una medida insuficiente si el servicio no experimenta la necesaria modernización y la conveniente planificación para que utilizar el transporte público sea cómodo y fiable, con un rigor en los horarios y con nuevos trazados urbanos para completar los accesos a lugares a los que ahora no se llega. Que las paradas no estén siempre ocupadas por otros vehículos o se utilice como carga y descarga y que se vigilen determinadas calles en los que el constante estacionamiento en doble fila impide el paso de los autobuses. Es sólo por poner algunos ejemplos, porque la cuestión es mucho más compleja y hasta hay que tener en cuenta la organización del tráfico en la ciudad.

Ahora se está en el proceso en el que se aprobarán las nuevas ordenanzas para el transporte público y también la licitación para adjudicar el servicio, por lo que es el momento de hacer las previsiones. Sea o no un servicio gratuito, el buen funcionamiento sería una garantía para que muchos automovilistas dejáramos el coche en casa, sobre todo teniendo en cuenta como escasean los aparcamientos en superficie y aumentan los precios de los subterráneos.

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