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Sánchez gigante

JOSÉ MARÍA CALLEJA

Viernes, 10 de mayo 2019, 00:20

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Ha cambiado Podemos drásticamente su unidad de medida del tiempo. Del tic-tac, tic-tac, de cuando hasta los cielos temblaban al verse asaltados, al «demos tiempo», repetido machaconamente ahora, cuando piden en la tierra algo, por pequeño que sea, que les permita decir que están en el Gobierno. En poco más de tres años hemos pasado de una rueda de prensa en la que Iglesias le perdonaba la vida a Sánchez -enero 2016, mientras éste estaba reunido con el Rey- y se pedía ser vicepresidente del Gobierno, la televisión pública, los espías y casi el ministerio de Marina, a pedir hoy discreción, tiempo otra vez y dame aunque sea una secretaría de Estado. No ha habido la más leve autocrítica entre un escenario y otro. Nada de decir que fue un error preferir que fuera presidente Rajoy cuando con su simple abstención hubieran hecho presidente a Sánchez y vete a saber lo que nos hubiéramos ahorrado los españoles en tiempo, en energía y en deterioro de la situación en Cataluña, por ejemplo. Podemos ha pasado de dar por hecho el sorpasso al PSOE a verse desbordado por Ciudadanos. Ha perdido la primera plaza en Euskadi y en Cataluña, le han abandonado un millón y medio de votantes y, sobre todo, ha perdido la imagen que de ellos tenían quienes les adoraban. Como ha dicho Errejón, Iglesias ha renunciado a liderar a los de «abajo» en la lucha contra los de «arriba» y se ha quedado esquinado en un trozo de la izquierda. Al rincón de pensar.

De seguir la tendencia a perder votos en las elecciones autonómicas y municipales, puede darse la situación de que ayuntamientos y comunidades hoy gobernadas por la izquierda las gane la derecha. Máxime cuando Podemos e Izquierda Unida han llevado sus divisiones internas -eternas- hasta el esperpento. Una muestra. En la localidad vizcaína de Erandio hay Ganemos Erandio Ganarán y Ganemos Erandio Ganemos. Échale. No es un chiste, lo peor es que seguro que hay alguien dispuesto a explicarte las profundas diferencias entre unos y otros, tildados de traidores. En Madrid tenemos Ahora Madrid, Podemos e Izquierda Unida-en pie. Es necesario un GPS para no perderse. En Zaragoza hay dos Podemos enfrentados para el Ayuntamiento y uno solo para la Comunidad, al que le acaba de salir una escisión. Una búsqueda de la autenticidad sin límites que les puede llevar al destrozo en la urnas de la que no podrán echar la culpa a las fuerzas ocultas del Ibex, en capítulos anteriores responsables de todos sus males.

Mientras, entre la derecha de toda la vida y la reciente hay una pugna feroz por saber quién es el jefe de la oposición, con una urgencia palpable en Rivera para que se convoquen cuanto antes nuevas generales que parece convencido de ganar. Mide mucho Sánchez, pero entre todos lo están agigantando.

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