Salvar a un hijo es salvar a todos
Paolo Vasile ha dicho que un mundo sin Pilar García de la Granja sería un mundo menos convulso, pero sería un mundo peor. Yo firmo ... que alguien diga eso de mí algún día. Estamos en la Gala Benéfica de la Fundación Querer que ayuda a niños con enfermedades raras -uno de cada 70 de los que nacen- y que fundaron Pilar y su marido, Alfredo, después de que se levantaran un día y se dieran cuenta de que su hijo Pepe no estaba bien. Hoy en la Fundación Querer atienden en Madrid a más de 35 niños que reciben educación, tratamiento e investigación para unas patologías que pocos atienden.
El centro se llama El Colegio de Pepe y Celia en honor de Pepe, claro. A un hijo enfermo uno le monta una fundación, un colegio, una gala benéfica y lo que haga falta. 'Quien salva una vida, salva al mundo', dice la inscripción de la Medalla de los Justos que se entrega a los héroes del Holocausto. Una madre salvando a un hijo supone la fuerza más poderosa de todas las que conozco. Una madre peleando por su cría compone la imagen más clara de lo que significa el ser humano.
Ser padre, así en abstracto, te convierte en alguien capaz de sentir por los demás un compromiso más intenso de los que hayas sentido antes, pues descubre en sí una capacidad de entrega absoluta que habita en las últimas habitaciones de la sangre, que dijo Federico. El compromiso más profundo que puede alcanzar la persona no es con la Humanidad en abstracto, sino con la Humanidad como extensión de los hijos de uno y le mueve su deseo animal de protegerlos del zarpazo feroz del infortunio.
Algunas personas que alcanzan esta hermandad por sí solas, seguro, pero yo sé que desde que nació Macarena, en las cunetas de los accidentes, en los quicios de los quirófanos, sobre los cristales rotos, bajo las bombas, entre los escombros y en general en los rincones en los que el destino extiende su imperio de sombras, he visto en los hijos de los demás un eco de los míos y entonces -y solo entonces- he podido hacerme cargo de su dolor, de su desesperanza y de su soledad. Desde que fui padre, todos los críos son míos y por eso hoy doy las gracias a los que, como Pilar, los salvan.
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