Con la salud no se juega
Pocos asuntos resultan tan sensibles para la ciudadanía como las infraestructuras relacionadas con la salud y la educación. En los últimos días los medios de ... comunicación vienen reflejando la preocupación existente por la paralización de las obras del centro de salud de San Pedro Alcántara, demostrándose, una vez más, que en Marbella todo resulta una carrera de obstáculos. También se echa en falta la unión de las diversas fuerzas políticas para conseguir el interés ciudadano general. Esta paralización del centro de San Pedro se une a la «madre» de todas ellas, que es el Hospital Costa del Sol, con tantos años de retraso que ya casi se pierde la cuenta. La historia de la sanidad en Marbella está caracterizada por la escasez y la lentitud. El primer centro de salud de Marbella (ambulatorio en la denominación de la época) fue el de Leganitos, inaugurado en 1973 y que, tantos años después, adolece de la suficiente capacidad. En su momento supuso un gran avance porque los médicos de la Seguridad Social, con muy pocos medios, atendían en el Hospital Real de San Juan de Dios o de la Misericordia hasta entonces. Marbella tenía en la época una población de derecho que superaba en poco los treinta y un mil habitantes. Junto a este centro público, ese mismo año sería el de la apertura del Instituto Médico Costa del Son (INCOSOL). Habría que esperar a mil novecientos ochenta y seis para la puesta en marcha de nuevas infraestructuras: el lunes, diez de noviembre, en horario de mañana, visitó Marbella y San Pedro el delegado provincial de la consejería de salud de la Junta de Andalucía, Antonio Gómez García de Sola, para colocar las primeras piedras de sendos ambulatorios en Marbella y San Pedro. Estuvo acompañado por el alcalde José Luis Rodríguez y el concejal de sanidad del Ayuntamiento, Modesto Abril Iglesias. También se hablaba de un centro de salud que la Diputación tenía previsto para Nueva Andalucía. Ya se encontraba aprobado el proyecto del hospital comarcal, pero los trámites burocráticos no terminaban de solventarse. Lo previsto era que la última piedra estuviese colocada antes del verano de 1987. El presupuesto para el ambulatorio de Marbella ascendió a los setenta y seis millones de pesetas. Se construía sobre una parcela de dos mil metros cuadrados en la zona de Las Albarizas. Contaba con servicio de urgencia y dependencias administrativas. La inversión en San Pedro era de cuarenta y un millones de pesetas, sobre una superficie de mil metros cuadrados, en la zona de El Arquillo. Se anunciaba la inversión de otros cincuenta millones de pesetas para el equipamiento técnico de ambos centros. La intención era remodelar el ambulatorio de Leganitos para una sensible mejora de la atención primaria. Ya se auguraban carencias a pesar de que los habitantes de derecho de la Marbella de la época no alcanzaban los setenta y cinco mil. Con la inauguración del Hospital Comarcal, a finales de septiembre de 1993, se dio un paso de gigante, no solo para Marbella, sino para buena parte de las localidades de la Costa. Cierto que muy pronto se pudo comprobar que era necesario emprender una significativa ampliación, lo que comenzó a realizarse con los mejores presagios, hasta que por diversos motivos (sin que ninguno de ellos cuente con la compresión ciudadana), se paralizó y de eso hace más de una década. Cabe esperar que el centro de salud de San Pedro solamente sufra una paralización momentánea y, aunque fuera de plazo, sea una realidad cuanto antes. La población actual del término municipal se ha duplicado con respecto a 1986, mientras que los equipamientos se han quedado obsoletos. Estos son tiempos en los que se necesitan centros de salud con los últimos avances técnicos y plantillas suficientes. Los tiempos de los médicos «heroicos» deben formar parte del pasado, con todo el romanticismo que pueda aportar recordar la figura de Adolfo Lima Chacón, quien en solitario, con el practicante Manuel Cantos Gallardo, atendía todo el término de Marbella y pueblos limítrofes, acudiendo en automóvil o a lomo de animal de carga. Tan encomiable labor la compartiría después con el médico Antonio Maíz Viñals, quien, nada más llegar a Marbella, se hizo famoso por su excelente ojo clínico y los buenos resultados en la recuperación de sus pacientes. La salud no es cuestión de bromas.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión