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Cita en el SUR

Riesgo moderado de tsunami en Málaga

El riesgo de tsunami es moderado y en quince minutos se lanzaría una alerta

Pablo Aranda

Málaga

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Miércoles, 8 de noviembre 2017, 08:07

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Leo que Michel va a dar explicaciones hoy en el Parlamento. De entrada parece exagerado, pese a que el Málaga haya vuelto a la última posición, que un entrenador acuda a la sede parlamentaria, más cuando tiene un equipo modesto a su cargo, sin hablar del disparate de que el titular no coloque la tilde en el nombre. Buceando en la noticia se aclara que se refiere a Charles Michel, el primer ministro de Bélgica, donde ha llegado el tsunami independentista catalán, por si no tenían bastante con su tsunami particular. Los belgas del norte son muy flamencos y se niegan a parler français, aunque lo sepan, que lo saben, a pesar de que el interlocutor educadamente informe que de flamenco ni las castañuelas. Bélgica está llena de ciudades hermosas y de mejillones con patatas, además de excelente cerveza, pero lleva años a punto de estallar porque los del norte, donde se cogen los mejillones, quieren separarse de los del sur, donde se recogen las coles, por lo que la llegada indepe no es casual pero sí es lo que les faltaba. En Málaga no tenemos tsunami, quiero decir tsunami añadido, y no sólo se trata del equipo de fútbol, que ha ganado un partido y medio, sino de los problemas reales.

En la Universidad de Málaga se han celebrado unas jornadas sobre la detección de tsunamis y se ha concluido que el riesgo es moderado y que en quince minutos podría lanzarse una alerta (que viene la ola del Melillerooo). Asocio la imagen de la ola gigante con la de esas señoras que colocan la silla en la orilla y se me llena la boca de agua. Los hijos de un amigo tienen pánico al tsunami y a que entren los ladrones. El problema no es que entren ladrones en la casa, trata de consolarles mi amigo por las noches, si no que venga un descuartizador. Hay que agradecerle a Dios que haya muchos más ladrones que descuartizadores, que lo dejan todo perdido, y que el riesgo moderado de tsunami sea equivalente al de ninguno. El verdadero tsunami llega a primeros de cada mes, con las letras de la hipoteca, la luz, el teléfono, mientras que el triste sueldo se toma su tiempo casi justo a tiempo para pagar la cuota de autónomos. Una vecina de carácter frío comentaba en el ascensor que lo peor que podría pasar es que muriese su padre, pues el pago de la plusvalía al Ayuntamiento acabaría también con ella. Estamos rodeados, y en cierto sentido el asunto catalán nos distrae, aunque cada vez menos, pues nuestras propias goteras van encharcando nuestro asunto personal, cuyo principal objetivo es llegar a la cuesta de enero sin demasiado lastre. Un hombre marroquí, y pobre, le vendió a un tal Radosavljievic, precisamente en Cataluña, un riñón, que cuesta un ojo de la cara, para poder costear el tsunami que lo trajo a España y no lo abandonó. El caso ha supuesto la primera condena en España por tráfico de órganos. El Parlamento, uno de los órganos principales del Estado, debería ocuparse de la pobreza. Nosotros también.

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