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El pasado lunes uno de abril se cumplieron ochenta años del famoso parte de Franco: «cautivo y desarmado...», cuántas veces oído, tantas veces leído, con rabia por unos, con satisfacción por otros. Se han cumplido ochenta años de una contienda que podría haber concluido mucho antes pero que diversos factores internos, como el propio Franco y buena parte de sus generales adictos a las medallas, y externos, véase el interés de Alemania, por un lado, y de la Rusia de Stalin, por otro, de alargar la guerra fratricida española y unirla al conflicto mundial en ciernes, influyeron en que esta matanza se alargara mucho más de lo necesario. Al final, quien sangró fue España y los españoles, como siempre, que ya venían sangrando desde atrás pues no era la primera guerra civil que sufría la piel de toro -el siglo XIX fue un constante, decepcionante y generalizado ensayo-, a partir de ahora esperemos que sea la última vez que se repita. En 1937 el ensayista, y militante excomunista austro-húngaro, el lúcido Franz Borkenau, publicó 'El reñidero español', después de arriesgarse a viajar por nuestro país visitando las líneas de batalla, preguntando sin contención, es más, a veces preguntó demasiado, por lo que el Partido Comunista le torturó, acusándolo, primero de troskista, después de agente nazi, y al no poder probar tamaña estupidez, le acusó de anarcosindicalista -pesadilla de Carrillo- y ordenó que fuera expulsado, sin que el gobierno títere republicano de Manuel Azaña pudiera hacer nada por impedirlo.

Gerald Brenan escribió una breve, aunque no menos certera, semblanza de Borkenau en el conjunto de ensayos, o prosas liberadas, titulados 'Cosas de España', y que la Casa Gerald Brenan junto con ediciones Fórcola, con selección y traducción de Carlos Pranger, ha publicado hace dos meses, siendo bien recibido por crítica y lectores. Especialmente destaco una frase de Brenan: «Borkenau fue un hombre honesto que escribió sobre la Guerra Civil española con una mente de primer orden y una exhaustiva formación política. Sabía preguntar, fue un excelente observador... ningún libro sobre este conflicto ha sido más perspicaz y verídico»; Brenan insiste en que la visión de Borkenau no es la de un simple y convencido liberal demócrata, todo lo contrario, para llegar donde llegó sufrió mucho más que otros antiguos comunistas que se hicieron «kreminólogos» como el famoso Arthur Koestler y me pego un tiro para no tener que soportar mi pasado. Personajes. Desde la otra parte emerge la figura de Curzio Malaparte, que empezó fascista y terminó comunista, o de nuestro Agustín de Foxá, sarcástico, lengua retráctil, poderosa, que aseguró que España debía convertirse en un estado fascista pero se debía vivir fuera de España. Cristóbal Villalobos acaba de publicar, en Renacimiento, cartas, documentos, artículos, poemas, del Foxá embajador en Finlandia, con bello título: 'A las orillas del Ladoga'. Viene bien leer, de verdad, y más cuando uno lleva escuchando, de «hunos» y otros, la retahíla de frases hechas en torno a nuestra guerra incivil, es conveniente refugiarse en libros de autores libres de polvo y paja, que nos reconcilien, sobre todo, con nosotros mismos.

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