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Demasiado real

Una reflexión sobre la muerte

Nunca se separa de ti la elegancia existencial

VIOLETA NIEBLA

Lunes, 19 de mayo 2025, 02:00

Me despedía muy torpemente de mi amigo Paco Cumpián. Lo hacía públicamente y humildemente en una pestaña que ni yo misma era capaz de encontrar ... dentro de este diario. Lo hice de bulla, entre la salida de un taller, la comida y la salida al cementerio. Luego he visto stories mucho más lúcidos, tiernos y bonitos, con citas de sus poemas. Me dio envidia y me digo: todo mal. Pero bueno, aquí tengo más espacio para seguir. Tengo tanto espacio que cada lunes podría dedicarle una columna a Paco Cumpián, hasta armar un columbario. Quería yo haber hablado de cuando comíamos chivo —algo que solo hacía con él, como un guilty pleasure, pero suyo, no mío—,o cuando me enseñó a pedir un «mapa» que era un filete empanao en uno de sus bares favoritos. Lo pedía porque estaba muy blandito y él no tenía dientes. O cuando le decía al camarero que a mí no me cobrara porque yo era más joven y no tenía dinero, y como él tampoco podía invitarme, yo disfrutaba de su privilegio de pasar la vista gorda cuando nos daban la cuenta.

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