La Costa del Sol, con su más de medio siglo de vida como destino de referencia del turismo, debe mirar atrás y volver a sus orígenes, en los que el invierno era el fuerte del destino. Aquellos carteles en los que se anunciaban las fiestas invernales y esos 'charter', que aterrizaban cargados de americanos y canadienses que huían del frío de sus países y se recluían en la Costa durante meses, tienen que estar muy presentes ahora que los datos demuestran que el destino avanza en su lucha contra la estacionalidad y que los mayores crecimientos se están produciendo fuera de la temporada alta. Es el momento de tomar conciencia, más allá de los mensajes promocionales o compromisos políticos, de que el fuerte de la Costa del Sol tiene que ser el invierno. Hay que creérselo, de verdad, que aquí está el filón de los nuevos tiempos, en los que los viajeros hacen cada vez más escapadas al año y buscan convivir con el residente sin los agobios de meses como julio o agosto en los que no sólo se saturan los municipios sino también los servicios y las infraestructuras. Las estadísticas confirman que la gran apuesta debe hacerse en la temporada baja en la que en los dos últimos años se registran mayores crecimientos, frente a retrocesos en plena temporada alta. Y ello constata que en el verano se comienza a tocar techo, y no conviene pasarse de rosca, y que en la temporada baja no sólo hay margen para ganar viajeros y estancias, sino que los competidores nacionales y extranjeros se reducen prácticamente a Canarias, que cuenta con la desventaja de que está a dos horas y media más lejos que la Costa del Sol. Ni Baleares, ni Turquía, ni Egipto o Grecia pueden hacer sombra a la oferta de la provincia malagueña y a su clima. De ahí que sea clave pasar del dicho al hecho y ponerse a trabajar en esos mercados fríos, en los que viajeros con alto poder adquisitivo están dispuestos a pasar en la Costa largas estancias. Pero para ello es preciso que los ayuntamientos tengan claro que los pueblos tienen que lucir, como en verano, la mejor de sus caras y las playas tienen que estar dotadas de hamacas y servicios los 365 días. Nadie tiene ni puede copiar el clima de la Costa.
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