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Cita en el SUR

Mucho puré

Pablo Aranda

Málaga

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Sábado, 18 de noviembre 2017, 09:23

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La Fiscalía de Bruselas preguntó ayer a la jueza Lamela cuánto medirá la celda de Puigdemont, si tendrá acceso a baños y si la comida será suficiente. Deberían preguntárselo a Junqueras, o al preso que se quejó de la tabarra secesionista de uno de los Jordi, que no incluyó el rancho en su lista de quejas. Hemos conocido lo que pidió Campbell para su última cena antes de ser ejecutado también el jueves: carne de cerdo (no especifican si asada o empanada), macarrones y puré de patatas. Campbell había matado a un joven de dieciocho años hace veinte, y hace cuarenta y cinco a otro más. No sólo sobrevivió a la cena sino a la ejecución. No le encontraban ninguna vena para la inyección letal. ¿Qué se comerá en el corredor de la muerte para que en la última cena pidiera macarrones y puré de patatas? Ha quedado visto para sentencia el juicio de la red Gurtel, encabezada por Correa, quien pidió hace unos días terminar antes una declaración para regresar al curso de cocina al que se había apuntado en la prisión de Picassent, donde estrenó Berlanga 'Todos a la cárcel', en la que un cocinero orina en una olla. El protocolo carcelario en Madrid, donde sería encarcelado Puigdemont, es el mismo que el catalán. Lo que puede cambiar de una prisión a otra son los grumos del puré, aunque la comida la realiza personal exterior contratado, ayudado por presos.

La cárcel de Archidona va a inaugurarse próximamente y cuenta con una moderna cocina, con su jefe/a exterior y sus ayudantes. Iba a tener hasta piscina, pero el anuncio provocó muchas quejas y finalmente quien quiera bañarse deberá ir a la ducha. Lo cierto es que la condena se refiere a la privación de libertad, no a las condiciones de esa privación. Ya me dirás tú pasar un agosto en Archidona. La cárcel española sigue siendo la cárcel, pero ya no es lo que era. No hay duchas colectivas ni siquiera pastillas de jabón, pues sólo se usa gel. En el caso de Puigdemont se necesitará un buen champú, que podría adquirir en el economato. En la cárcel ninguna palabra debería terminar en mato, qué mal rollo.

También piden estos días cárcel para Lucía Bosé por vender un cuadro de Picasso. Aunque tiene delito el precio que alcanzan algunas pinturas, el problema de Lucía Bosé es que el cuadro que vendía no era suyo. Jaime Botín, ex presidente de Bankínter y hermano de su hermano, podría pasar cuatro años comiendo puré en la cárcel, es lo que pide el fiscal por contrabando de otro cuadro de Picasso. Acaba de subastarse en Nueva York un Leonardo da Vinci por trescientos ochenta y dos millones de euros. Dicen los expertos que la pintura estaba en mal estado, pero Leonardo es Leonardo. Su cuadro más famoso es 'La última cena', donde un investigador dice que hay hasta anguilas, aunque la tradición habla de cordero. El caso es que de puré, nada. Preocuparnos por la saturación y estado de las cárceles españolas es necesario, aunque las preguntas de Bruselas parecen malintencionadas. Deberían preguntar si habrá agua suficiente. El verano pasado la de Archidona se repartía en camiones cisterna.

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