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Susana Díaz. :: efe
PUES ESO: PROGRAMA, PROGRAMA

PUES ESO: PROGRAMA, PROGRAMA

MARÍA DOLORES TORTOSA

Domingo, 11 de noviembre 2018, 00:06

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Este próximo viernes comienza de forma oficial la campaña de las elecciones andaluzas, aunque todos los lectores saben que esta arrancó incluso semanas antes de que Susana Díaz convocara los comicios para el día 2 de diciembre el pasado 8 de octubre. El tiempo transcurrido no da pista alguna de cuál será el resultado. Este sigue abierto, según las encuestas, aunque casi todas vaticinen que el PSOE seguiría siendo la fuerza más votada. Aún quedan otras encuestas por conocer y cabe preguntarse si alguna de ellas hará modificar la estrategia de los partidos, a los que apenas se les han oído propuestas para el futuro de Andalucía si llegan a gobernar. A partir del día 16 debería llegar la hora de las propuestas. Los partidos tienen aún 20 días para ganarse la simpatía y el voto de un censo de 6.284.016 personas.

Hasta ahora el debate electoral ha estado centrado en los pactos que pueden fraguarse asumiendo todos que no habrá mayoría absoluta de ningún partido. El PSOE es el único que no se cierra a negociar con cualquier otra formación el futuro gobierno. La candidata socialista, Susana Díaz, así lo ha manifestado varias veces y esta postura constituye una novedad respecto a las elecciones de 2015, cuando proclamó que no pactaría ni con el PP ni con Podemos. «Nunca utilizaré el voto libre de los ciudadanos para bloquear una institución», ha manifestado. Díaz hace esta promesa movida por los casi tres meses que aguardó para ser investida presidenta por el bloqueo de PP, Podemos y Cs (IU no tenía diputados para hacerlo) hasta que no pasaron las elecciones municipales de mayo de 2015.

El Partido Popular tampoco se cerraría a pactos siempre que estos sean para facilitar la Presidencia de su candidato, Juanma Moreno. «No tenemos miedo a ningún partido, pero somos la garantía del cambio», dice Moreno. Este ha admitido su aspiración de que Cs sume con el PP mayoría para que él sea presidente.

Llama la atención el uso del PP de estrategias de la derecha populista como Bolsonaro Habrá que ver cómo el PSOE practica el boca oreja con sus candidatos en coche oficial

Esto no ocurrirá salvo que esa mayoría sea absoluta, según han reiterado los candidatos de Adelante Andalucía, Teresa Rodríguez y Antonio Maíllo. Ambos han dejado claro que no gobernarán en coalición con Susana Díaz y tampoco firmarán un acuerdo como el de Cs con el PSOE que les amarre toda la legislatura. Han sacado del baúl de los recuerdos el «programa, programa» de Julio Anguita para advertir de que no dejarán pasar al PP a la Presidencia, pero si Susana Díaz quiere seguir en el puesto deberá someterse a la disciplina de negociar paso a paso cada acuerdo parlamentario. Es decir, gobernar desde el Parlamento.

Si Podemos-IU no negociarán con el PP, tampoco lo hará Cs con el PSOE, su aliado la legislatura que acaba. «Los votos de Cs no van a servir para que Susana Díaz sea presidenta ni para que el PSOE gobierne la Junta», ha prometido Juan Marín una y otra vez.

Está por ver si el resultado de las elecciones hará modificar de posición los partidos. En el caso de los más cerrados a pactos, Podemos y Cs, dependerá mucho de sus respectivas direcciones nacionales. Pablo Iglesias ha dejado abierta la posibilidad de entrar en el Gobierno andaluz y Albert Rivera tantea otra vez el terreno para acercarse al PSOE para no perder el centro derecha.

El uso de PP y Cs de estrategias de la derecha populista en otras partes del mundo también ha llamado la atención. El PP es el que más se ha inclinado por ese sistema de tocar la fibra irascible de los ciudadanos para hacerles enfadar con un partido que lleva gobernando casi cuatro décadas. La campaña de NN GG en la que llaman «rata» a Susana Díaz es un ejemplo de este modelo que ha dado éxitos a Trump en EE UU y Bolsonaro en Brasil.

Díaz se ha inclinado por responder con el tono «zero, zero» sin entrar en el barro. Toda su precampaña son solo actos institucionales, pero al fin y al cabo electorales también. Cabe preguntarse cómo resolverá su orden del boca oreja, de bajarse a la arena y hablar con los ciudadanos de a pie cuando la mayoría de sus candidatos provinciales tienen asignado coche oficial por ser cargos.

Con estos mimbres entramos en la campaña oficial en la que cabe que los partidos expliquen por fin sus «programa, programa». Hasta ahora solo Adelante lo ha hecho, aunque con escasa repercusión. Sigue impactando más el mosqueo de Iglesias. Mucho nos tememos que las gurulladas taparán el contenido. El PP seguirá intentando 'sacar cabeza' con el trazo grueso con la corrupción como leyenda principal en los mensajes; Marín continuará presentando a Inés Arrimadas como candidata virtual para también 'sacar cabeza' en los medios.

Susana Díaz dejará el traje de presidenta para ser solo candidata y ya veremos si mantendrá su impronta de mujer «feliz, feliz». En el Senado se le vio arremangarse por si acaso.

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