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Los taurinos dicen que los toros se ven mejor desde la barrera. Sentados y sin riesgos, las cosas se observan de modo más tranquilo que en el ruedo, donde la vida está en lance. Pues algo parecido, salvando las distancias, sucede en política. Los partidos de la oposición perciben la realidad de una forma distinta a como la siente el que está en el gobierno. Desde fuera todo parece mucho más fácil de lo que realmente es. Predicar y dar trigo son cuestiones diferentes. El que aspira a llegar al poder pone en juego el prestigio en promesas que en el mejor de los casos cumplirá a medias y en el peor se las llevará el viento. Eso es lo que les está pasando al PP y a Ciudadanos. Ahora, cuando tocan realmente pelo (sigo con el símil taurino) se dan cuentan de que los políticos proponen y los presupuestos disponen. Vamos, que el dinero es el que es y que sin din no hay don que valga. Centrándonos en la parcela sanitaria (aunque puede extrapolarse a otras), la llegada del PP a la Consejería de Salud y al SAS fue acogida con grandes expectativas. Los pacientes por un lado y los profesionales por otro creyeron que el cambio de gobierno iba a cambiar muchas cosas. Y también creyeron (o quisieron creer) que los populares iban a poner derecho lo que los socialistas habían dejado torcido. Las ilusiones estaban en lo más alto, porque los dirigentes del PP habían asegurado a todo el que había querido escucharlos que tenían la receta para enmendar los errores del PSOE. Y puede que posean la receta, lo que no tienen son fondos suficientes para solventar problemas que se ha cronificado y que ahora son montañas casi inescalables.

La buena voluntad no basta para subsanar las carencias. Por eso, no es aconsejable vender la piel del oso antes de cazarlo. A los políticos parece que esa lección les cuesta aprenderla. El PP prometió máxima prioridad para el nuevo hospital de Málaga, mejorar las condiciones económicas de los profesionales sanitarios, hacer los contratos que fuesen necesarios, con una duración al menos de seis meses cuando no fuesen interinidades; dijo que se iban a incrementar las plantillas, que se iba a quitar la exclusividad a los médicos para que todos los facultativos cobrasen esa cantidad. Se hicieron muchos anuncios y se pintó un panorama muy feliz. Demasiado. En los presupuestos de 2020 para proyectos importantes de la sanidad malagueña apenas hay siete millones de euros. ¿Poco o mucho? Pues, sinceramente, me esperaba bastante más si tenemos en consideración las expectativas que se crearon.

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