Procesión de muñecas hinchables
VOLTAJE ·
Es el turno de que los ayuntamientos hagan algo para prohibir las despedidasLa ordinariez es capaz de alcanzar distintas cotas de sofisticación. Paseo por el centro de Málaga, deambulo por la Feria del Libro donde la poeta ... Virginia Aguilar me firma su último libro, 'La escala de Bortle', y el trance literario se convierte en otra cosa al contemplar la primera procesión de muñecas hinchables de la temporada. En un par de horas me he podido cruzar con unas diez despedidas de soltero o de soltera, cada una más fina que la anterior. Megáfonos, parafernalia sexual de varias categorías, travestismo chabacano y la insólita presencia de una tuna femenina poblaron el paseo. La proliferación de estas celebraciones ha sido una constante durante todo el fin de semana en Málaga, como cualquiera que haya estado en el centro durante estos días habrá podido constatar.
El fenómeno de las despedidas se está intentando solucionar de diferentes vías, aunque en Málaga se ha hecho poco o nada a este respecto. El resultado es el secuestro de algunas calles de la almendrita del centro, tomadas por hordas de energúmenos celebrando, explosión de cuadrillas, comandos turísticos compuestos por personas que vienen a Málaga a hacer todo aquello que no se atreven a hacer en sus ciudades. No es solo una cuestión de imagen, que también, sino de molestias evidentes para los que vivimos aquí. Las despedidas suelen provocar bajones en la moral, actos incívicos, desmadres en los trenes con intervenciones policiales cuando la cafetería del AVE se convierte en un pub, y se suceden los conflictos. La gente viene a despedirse sobre todo a Marbella, Benalmádena, Torremolinos o Málaga y, aunque a muchos nos gustaría despedir las despedidas, no parece que haya muchas ganas de solucionar este problema hasta que no nos reviente en la cara.
Hace ya algunos años, el Ayuntamiento de Málaga convocó una reunión con autoridades y agentes implicados: un paripé que no trajo ninguna medida de interés ni una regulación específica. Mientras que en algunas ciudades hay calles enteras dedicadas a explotar estas celebraciones, en otras se castiga con multas de diversa consideración y se publican ordenanzas muy específicas respecto a la vestimenta o el decoro, el uso de megáfonos o artilugios sexuales. Aquí, ante la inanición municipal, en temporada alta algunos locales han dejado de atender a estos grupos porque molestan a los demás clientes y suponen un mal negocio. En Andalucía, se quiere prohibir que se alquilen apartamentos turísticos para esta finalidad. Ahora es el turno de los diferentes ayuntamientos en aquellos municipios en los que las despedidas están suponiendo problemas de convivencia cada vez más graves, y un deterioro evidente de la imagen de la ciudad.
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