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Carlos de Palma Arrabal
VOLUNTARIO DE CRUZ ROJA. COLABORADOR DE CÁRITAS CASTRENSE. CORONEL DEL EJÉRCITO DEL AIRE (R).
Sábado, 26 de abril 2025, 02:00
Málaga ha adornado sus calles de bullicio, aromas y devoción en Semana Santa. El ritual que ofrece cada cofradía con sus tronos, portadores y penitentes ... es espectacular y no deja a nadie indiferente. La ciudad, servicios y dispositivos especiales han preparado bien su trabajo. Se manejan datos con decenas de miles de turistas, millones de euros gastados en la ciudad y alojamientos al completo. Son buenas noticias para nuestras cofradías, la ciudad de Málaga y su provincia.
Sin embargo, mientras los cofrades cantan o rezan sus saetas y oraciones, o los turistas ríen disfrutando de bares, museos y playas, querría llamar la atención hacia otro grupo social que malvive en nuestra maravillosa ciudad. Se trata de los centenares de personas sin hogar, ni techo ni sustento, que duermen cada noche en nuestras calles y que no pueden cubrir las necesidades más básicas de higiene, alimentación y salud. Pocos de ellos llegan a tener plaza temporal en un albergue, los más, apenas pueden asearse o ducharse cada semana, y el vestido, alimentación, atención médica y social, así como oportunidades de empleo les llegan a cuentagotas. Viven en un pozo, y rodeados de un laberinto burocrático, del que les cuesta demasiado salir sin algo de ayuda.
Para no alterar nuestras conciencias ofrecemos diversas excusas y convertimos a estas personas en invisibles. Queremos tranquilizarnos pensando - yo también lo pensaba- que puedan ser inmigrantes de paso, adictos irrecuperables, vagos empedernidos, maleantes de incógnito o simplemente locos. Pero los datos demuestran que no es así, pues más de la mitad han vivido en condiciones 'normales' hasta que se han visto en la calle y sin hogar por razones sobrevenidas, las cuales podrían ocurrirnos a cualquiera de nosotros (separaciones, mala racha financiera, secuelas del COVID, desarraigo familiar, enfermedad crónica, huida de sus países de origen, etc.).
Para ayudarles, también durante la Semana Santa, las instituciones y entidades de nuestra ciudad priorizan, lógicamente, a los menores, mujeres embarazadas y enfermos, pero los recursos ofrecidos por esta gran ciudad no son suficientes ni integrales. Y es por ello, que coordinadores y voluntarios de Cruz Roja, Cáritas y otras valiosas entidades solidarias malagueñas, han de salir a la calle para ayudarles. Escuchan a esos usuarios, más que vulnerables y expuestos cada noche a robos y lesiones, para intentar entender sus necesidades y acercarles a los profesionales, recursos y atenciones que puedan ayudarles a salir adelante, o al menos paliar su triste situación y mantener encendida una llama de esperanza.
Muchos de ellos tan sólo necesitan un empujoncito para salir del pozo y laberinto que les rodea, y todos agradecen que se les mire a los ojos, se les hable de tú a tú, se les estreche la mano y se valore su dignidad nunca perdida como seres humanos. Es impresionante recibir una sincera sonrisa de una persona empapada por la lluvia a la que se entrega un par de calcetines, o unas toallitas húmedas de aseo. Y no digamos una ración de comida con una botella de agua, o una cazadora o un saco de dormir que puedan interponer entre su lecho de cartones y el frío suelo. Creo firmemente que todas las personas deberían pasar por esta profunda experiencia humana, especialmente los jóvenes. El libro, realizado por Victoria Abón, y publicado por la Oficina Provincial de Cruz Roja de Málaga con la Editorial Arguval, disponible para su venta y titulado 'Voluntades', refleja con sus fotografías y testimonios esta realidad humana que no debemos desatender.
Mientras algunos rezan ORACIONES en nuestras iglesias y procesiones, y otros esparcen sus RISAS por nuestras calles, los grupos de coordinadores y voluntarios solidarios reciben cada día sinceras SONRISAS, imborrables de la memoria, y sólo a cambio de una parte de su tiempo disponible y sin remuneración. Seguro que, al gran protagonista de nuestra Semana Santa, con la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo, todo lo que describo le parecerá estupendo y coherente con su gran mensaje: Todos los seres humanos tenemos igual dignidad y debemos orientarnos hacia un propósito en la vida, que es hacer el bien a nuestros semejantes y entorno.
Aprovecho la ocasión para proponer que Málaga se convierta en una ciudad mejor y más completa, incorporando a su ideario el lema 'Ninguna Persona Sin Hogar'. Pido a nuestro Ayuntamiento y entidades solidarias que dejen de lado posibles excusas y presten la atención que merece ese colectivo. Ruego que tomen asiento juntos y coordinados en una misma mesa, y dediquen cuantas sesiones periódicas sean necesarias hasta encontrar, entre todos, la solución a esta demanda de servicios para las personas sin hogar. No es imposible, y sólo es necesario voluntad, paciencia y pocos más recursos.
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