Lo peor del año
VOLTAJE ·
Lo peor es que 2021 haya sido una extensión del anterior, como si 2020 no se hubiera acabado nuncaLo peor de 2021 no son las horas perdidas, lo peor es que el último año haya sido una extensión del anterior, como si 2020 ... no se hubiera terminado nunca. Lo peor de este año ha sido la incertidumbre. Y la enfermedad. Las desapariciones de personas a las que sigues queriendo aunque ya no estén contigo. La evanescencia de unos amigos que creías tuyos y que no lo eran tanto. Lo peor también ha sido envejecer con el paso de estaciones que no has vivido del todo, hacerse mayor sin salir de casa, seguir aprendiendo lo perra que a veces es la vida.
La mayoría de las noches en las que no has dormido ha sido por el insomnio y por las preocupaciones, y no por la diversión que nunca encuentra final. Lo peor es la ansiedad, el dolor y los bandazos, gastar mucho y ganar poco. Ganar poco y no poder gastar mucho. Algunos políticos que no merecen representarnos. Es malo votar con la nariz tapada, no poder terminar este libro que le ha gustado a todo el mundo, ni haber soportado 'Dune', ni la última serie que he visto.
El escaso interés por solucionar las crisis humanitarias y que los migrantes y los refugiados sean ciudadanos de segunda. El cutrerío que asola toda la política, la nacional y la internacional. Que haya dirigentes que pierden la cordura, y haya gente que le siga votando. La atención primaria hecha un desastre, médicos y enfermeros que no pueden más, y que apenas se haya hecho nada en dos años que llevamos de pandemia para mejorar esta circunstancia. La avaricia de los test de PCR a más de 80 euros y a más de 100, los antígenos a más de 7, que un negativo no signifique que no lo tengas y poner en peligro a los demás. La paranoia de los síntomas. El fracaso de Radar Covid. El negacionismo y su batalla contra la inteligencia. El incendio de Sierra Bermeja, y que quien lo haya provocado siga yéndose de cañas. El precio del alquiler. El tercer hospital que no llega. Cercanías que no funciona, y el tren de lejanías a Nerja o a Estepona, que no se le espera y que tampoco está.
El adiós a Almudena Grandes (con el silencio institucional después de su muerte). Despedirse de Francisco Brines, Caballero Bonald, Joan Margarit, Antonio Escohotado, Joan Didion, Adam Zagajewski, y tantos otros. Verónica Forqué, con toda la pena que traen las muertes que se ejecutan en vida para poder dejar de sufrir. Lo peor, repito, han sido la enfermedad y la incertidumbre y todas las fobias, y las muertes, y los asesinatos, y el odio y el miedo que van a menudo cogidos de la mano, con toda la complicidad.
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