¿Qué pasa con el aeropuerto?
Sorprende cómo la necesidad de ampliar el aeropuerto de Málaga, que no es nueva sino que se veía venir desde hace ya tres años, no ... genera esa cascada de reacciones a las que nos tienen acostumbrados administraciones y políticos. Tras la carta enviada por el consejero de Turismo de la Junta, Arturo Bernal, al ministro de Transportes, Oscar Puente, exigiendo «la inmediata» ampliación de una infraestructura que cerró 2024 con casi 25 millones de pasajeros, con un inicio de año de registros históricos y con un tope máximo de 30 millones de viajeros, se hizo el silencio. Sólo el PSOE respondió a instancias de este medio. Y lo hizo para centrar el mensaje en sus reproches a la gestión de la Junta en materia de turismo y terminar asegurando que con el proyecto de hacer más grande estas instalaciones siempre han estado y siempre estarán. Pero sin más. Sin más propuestas, ni promesas, ni plazos, ni compromisos. Esa falta de ímpetu ante una actuación que ya llega tarde es difícil de entender y sólo denota muy cortas miras. Surgen dudas como por qué no se hace bandera de un asunto que supondrá el estrangulamiento del conjunto de la economía andaluza. Y se vislumbran teorías como si es por el temor a ese doble lenguaje que interpreta la demanda de ampliación como una incongruencia respecto al mensaje de la estrategia de que vengan menos turistas. Si fuese así es que, simplemente, no se tiene ni idea de lo que supone esta infraestructura. Quien esté planteando minimizar la reivindicación de ampliar el aeropuerto para evitar alentar a quienes consideran al turista como la causa de todos los males locales está más que equivocado. El aeropuerto no es sólo la puerta de entrada de turistas y la vía para que los malagueños y andaluces descubran mundo. Basta recordar que directivos de Google o de Vodafone han reconocido que contar con el que es el cuarto aeropuerto de España, con 151 destinos directos, y que es la vía de entrada para casi el 70% de los pasajeros que llegan en avión a Andalucía fue uno de los factores clave en la decisión de elegir Málaga. Sin olvidar otros segmentos como por ejemplo el de educación, con el mayor volumen de colegios internacionales de países tan dispares como Finlandia o Alemania, que tiene en esta infraestructura un gancho fundamental para que familias extranjeras decidan vivir en la Costa y teletrabajar parte de la semana para volar el resto en un fácil ida y vuelta. O las inversiones que se podrían perder de no tener este nivel de infraestructura. Esta falta de decisión pasará factura. Tiempo al tiempo.
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