A los ofendidos por la igualdad
A usted que se molesta con cada artículo que trata sobre mujeres. A usted que el tema de la igualdad de género le parece ya ... manido. Que sepa que el hecho de que usted no le vea sentido a estas noticias, hacen que escribirlas tenga aún más sentido. Mientras su reacción sea la ofensa, hay que seguir contando que existen parcelas restringidas para las mujeres, que ellas cobran menos que ellos por el mismo trabajo y que la conciliación es una utopía si no hay leyes que la amparen. Entre otras muchas cosas. Porque lo que no se dice, no existe. Y hay que compensar siglos de silencio y de inexistencia.
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Y yo le pregunto, ¿por qué le enfada que se aborden estas cuestiones?, ¿tratarlas hace que usted pierda algún derecho?, ¿se siente amenazado por nosotras? Parece que sí. Hace unas semanas publicamos en SUR un análisis de la agenda musical de la provincia. Y no hubo sorpresas. Solo el 20% de los conciertos del verano en Málaga están liderados por una mujer o una banda de mujeres, un porcentaje que se repite en prácticamente todo el sector porque, a nivel global, las mujeres artistas solo representan el 18%. Y si no hay, evidentemente, no se les puede contratar. Pero es que, además, las que están cobran menos: las entradas para ver a un grupo de chicos -que es una abrumadora mayoría- cuestan una media de 45,4 euros frente a los 22,7 euros de los tickets para ellas.
Son datos, una radiografía objetiva del sector, pero hay a quien no le gusta verlos publicados. «Qué hartazgo de agravios feministas. Qué pasa, ¿no venden guitarras a las mujeres?», «eso no es culpa de la sociedad, es de quienes quieren ser artistas», «pues no serán tan rentables para el organizador, o no serán tan buenas para el público». Ahí termina el sesudo análisis de la cuestión para algunos: ellas no están en la agenda musical porque no quieren y porque son peores. Chimpún. Ni se plantean que pueda haber algo más allá de la superficie, ni mucho menos hacen el intento de rascar un poco para descubrir qué hay debajo. Si lo hicieran comprenderían que esa abismal diferencia no es ni puntual ni casual, que responde a un sistema que falla a las mujeres desde el principio: a ellas les cuesta más profesionalizarse porque se topan con la falta de apoyo familiar, institucional y de su propio entorno. Por eso son menos, y además no se las ve porque el foco está siempre sobre los mismos por falta de riesgo o por simple comodidad de quien programa. «Históricamente, se nos ha negado el espacio para ser protagonistas, también en la música», dice María Pellicer, presidenta de la Unión Fonográfica Independiente. Ha llegado el momento de que eso cambie y le necesitamos a usted para conseguirlo.
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