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Una nueva manera de trabajar

LA TRIBUNA ·

La transformación digital no solo debe beneficiar al empresario, sino mejorar la calidad de vida de sus empleados tanto dentro como fuera del entorno laboral

RICARDO NANDWANI

Lunes, 1 de junio 2020, 07:38

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El pasado 1 de mayo celebramos el Día Internacional de los Trabajadores, bajo la crisis originada por el virus Covid-19, 134 años después de la Ley Ingersoll en la que el presidente de Estados Unidos promulgó la jornada laboral de 8 horas diarias gracias al trabajo y a la presión de las organizaciones de trabajadores.

Sin embargo, no fue hasta finales de mayo de ese 1886 que un grupo de empresarios adoptara la norma, tras la Revuelta de Haymarket que desafortunadamente concluyó con casi 50 muertos el 4 de mayo después de tres días de huelga.

Estos hechos no hubieran conseguido el gran logro para los derechos sociales de los trabajadores per se si no hubiesen estado marcados por la Segunda Revolución Industrial y la mejora de la productividad con nuevos sistemas de producción en serie o los grandes avances de las telecomunicaciones. La industrialización supuso la pérdida de muchos puestos de trabajo manuales en pos de otros tantos adaptados a una nueva forma de trabajar.

Al igual que entonces, los cambios actuales en nuestro entorno social, económico y tecnológico apenas inmersos en lo que se ha denominado Industria 4.0 podrían derivar de manera transitoria en lo que Keynes llamó «desempleo tecnológico» en su conferencia titulada 'Posibilidades económicas para nuestros nietos' realizada en 1930, en la que reflexionaba sobre lo que se podría esperar de la economía 100 años después, como un periodo de adaptación al mercado de trabajo.

Pues bien, aún no hemos llegado al año 2030, y podemos decir que nos encontramos en una época con una alta polaridad tecnológica, ya que mientras hoy unas 1.000 millones de personas en el mundo aún no tienen acceso a electricidad y el 40% de la población mundial no dispone de internet estando a caballo entre la segunda y tercera revolución industrial, también nos encontramos con empresas que siguen trabajando sin hacer un buen uso de la tecnología no solo para ser más competitivas, productivas y eficientes, sino para hacer más confortable el desempeño del trabajo a sus empleados. Ya que, en mi opinión, la transformación digital de las organizaciones no solo debe beneficiar al empresario buscando un impacto positivo en su cuenta de resultados, sino mejorar la calidad de vida de sus empleados tanto dentro como fuera del entorno laboral.

En este sentido, nos encontramos con empresas como es el caso de una famosa compañía andaluza fabricante de software que recientemente ha instaurado la jornada laboral de cuatro días a la semana, y que además fomenta el teletrabajo entre sus empleados. Si me permitís el guiño, pasando de la Ley Ingersoll a la Ley 'Del Sol'. Un claro ejemplo digno de admiración y un espejo donde mirarnos.

No solo el teletrabajo ha venido a quedarse. Detrás de este hábito tan saludable hay procesos de trabajo y, debajo de estos procesos, hay tecnología, sistemas, conexiones VPN, software ERP y CRM, Inteligencia Artificial y Robotización. Todas ellas palabras muy técnicas, pero muy a tener en cuenta por la gran mayoría de las empresas.

Por poner otro ejemplo relevante, hablaré de un sector bastante afectado por la crisis actual: el de las asesorías y despachos profesionales, que han tenido que adaptarse a un entorno legislativo cambiante día a día e implantar el teletrabajo en un tiempo récord. Pero teletrabajo y digitalización de procesos no son lo mismo que transformación digital.

Esta última implica mucho más que pasar a digital un proceso tradicional como, por ejemplo, llevar la contabilidad de un libro diario en papel a un programa en la nube; sino transformar el proceso de trabajo de manera inteligente usando herramientas de Inteligencia Artificial para el reconocimiento de la información contable al escanear las facturas y automatizar su contabilización o la Robotización del proceso de importación de movimientos bancarios y su conciliación automática.

Implantar estas tecnologías puede suponer para la empresa una mejora de la productividad de hasta un 50%, además de hacer más confortable el trabajo para las personas que lo realizan. No adaptarse a ellas supondrá estar en desventaja competitiva frente la competencia en un mercado cambiante y digital, en el que la oferta es superior a la demanda y los nuevos creadores de 'startups' y empleados ya vienen con un 'smartphone' debajo del brazo.

Aliento tanto a empresas como a trabajadores a reinventarse y formarse para la era digital, mientras pensamos nuestra estrategia individual para salir de esta crisis preguntándonos qué podemos hacer nosotros como empleados o empresarios para mejorar nuestra economía presente y futura, mientras esperamos que la situación mejore 'como agua de mayo'.

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