Una necesaria distensión
La guerra comercial está frenando el crecimiento económico mundial, por lo que resulta imprescindible zanjar el conflicto
Sábado, 12 de octubre 2019, 10:08
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Desde que Donald Trump llegó a la Casa Blanca, las tensiones comerciales se han disparado, especialmente por el conflicto arancelario entre Estados Unidos y China. Pero también ha alcanzado a la Unión Europea, y en los últimos días ha acabado afectando muy directamente a España. El conflicto comercial, muy complejo en el marco nebuloso de la Organización Mundial de Comercio, que dura ya quince meses y que está en el origen de la ralentización mundial -la directora gerente del FMI manifestaba recientemente que tal disputa costaba cerca de un punto del PIB mundial-, es en realidad el reflejo de un forcejeo estratégico entre los Estados Unidos, que pelean por conservar el rango de primera potencia mundial, y China, que pugna por arrebatárselo. La hegemonía ya no depende como antaño de los arsenales nucleares sino de la capacidad tecnológica, y Washington ha visto con aprensión y preocupación cómo el 5G, sobre el que se basa el internet de las cosas y que culminará la digitalización, está en manos chinas. Esto explica la beligerancia de Trump, poco propenso a resolver pacíficamente esta clase de rivalidades. El proteccionismo de Trump, que le ha proporcionado beneficios económicos indudables y una tasa de desempleo históricamente baja, no da más de sí, y es evidente que si el crecimiento global se congela aún más y la ralentización se acentúa, también Norteamérica se verá afectada. Por eso Trump, que tiene elecciones el año que viene y siempre obrará mirando su propio interés, ha de convencerse ahora y para el futuro de que la distensión comercial y el relanzamiento de la actividad benefician su candidatura, como parece evidente, lo que facilitará una relajación que podría extenderse a las medidas anunciadas contra España que deberían suspenderse antes del día 18. Pero sus cálculos son más inciertos y de ahí que estemos condenados a una inquietante inseguridad que no ayuda a la estabilización económica.
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