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Golpe de dados

Ya nadie se acuerda de Carter

Viernes, 3 de enero 2025, 01:00

Resulta increíble que, a los pocos días de su muerte, el pasado 29 de diciembre, sólo una inmensa minoría recuerda al presidente de los Estados ... Unidos (1977-1981) Jimmy Carter. Lo afirmo porque el otro día le comenté a un antiguo compañero, con aire de complicidad, que había muerto Carter, y me respondió con otra pregunta: «¿Y ese quién es, un joyero?»; en definitiva, parece ser que no dar crédito no es sólo una actitud bancaria, también se ha convertido en un estilema repetido hasta la saciedad en esta época amnésica. Pero no sólo los menores de veinticinco años ignoran el pasado inmediato. Sin ir más lejos, al general Franco lo confunden con su sucesor, y sepulturero de su sistema autocrático, Adolfo Suárez, sino también personas supuestamente formadas, ya mayores de cuarenta años, no tienen idea, ni memoria, ni vergüenza. Este individuo que les comento, por ejemplo, que frisa los sesenta, confundía a Carter con el joyero/relojero francés Cartier, y eso que cuando Carter presidía la primera potencia del mundo, el desmemoriado cursaba la carrera de derecho en Granada, o a lo mejor también se le ha olvidado esto. A fin de cuentas, todo es posible en Granada. No es menos cierto que tras el impacto del magnicidio de Kennedy, la institución presidencial americana no volvió a alcanzar esa elevada cota de prestigio. Ni Johnson, ni Nixon -al contrario, tras el Watergate-, ni Gerald Ford, ni Carter, ni siquiera Ronald Reagan, tan popular y populista, consiguieron el aura y el mito de JFK. Cuentan que al saltar la noticia del fallecimiento del expresidente Carter, los rotativos empezaron a señalar las sombras de su gestión, sobre todo la denominada 'Crisis de los rehenes' de Irán y el fallido intento de rescate... pero, poco a poco, se empezó a hacer un balance sosegado de su mandato, y en muchos aspectos, principalmente el trabajo por la consecución de una paz real, y no una paz armada, se vio que Carter había iniciado un camino que posteriormente se ha desandado. Y así va la esfera celeste a estas alturas del 2025. Muchas de las utopías humanistas de este acomodado empresario agrícola de Georgia dieron buenos frutos: la devolución del canal de Panamá a Omar Torrijos, los acuerdos de Camp Davis, que supusieron unos años de paz entre Israel y los países árabes, por último, la firma de limitación de armas nucleares, aunque no ratificada, de alguna manera permitieron que, cinco años más tarde, la Perestroika de Gorvachov no se anegara en sangre. En su discurso de agradecimiento por el premio Nobel, concedido en 2002, fue emocionante escucharle decir que «todos y cada uno de mis actos estuvieron dirigidos a defender los derechos humanos». Grande Jimmy Carter.

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