Los actos de boicot a todo lo que provenga de Rusia se están multiplicando por todo el mundo y la presencia rusa se está limitando ... de manera radical en todo el panorama económico y político. La cultura también está actuando con contundencia, con cierres y cancelaciones de giras, teatros, óperas, galerías de arte y todo tipo de manifestaciones culturales de toda naturaleza, desde Disney hasta Eurovisión.
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La colección del Museo Ruso, quizás el mejor de los que nos han caído en el 'boom' museístico que ha vivido la ciudad, es protagonista de este debate en los ámbitos municipales. Parece que todos están de acuerdo en que, por ahora, no van a renovarse las exposiciones actuales, entre las que se encuentra una denominada 'Guerra y paz', porque eso supondría subvencionar al régimen de Putin de una manera directa. Al Estado ruso van a parar los 400.000 euros de canon anual que el Ayuntamiento abona por cada renovación de la exposición, cantidad a la que hay que sumar otro buen dineral en transportes y seguros de las obras que, según establece el contrato de manera explícita, debe ir destinado a empresas rusas. Dicen que es ahí donde está el verdadero negocio.
Que el Museo Ruso siga abierto a día de hoy es vergonzoso. No se entiende tanta tibieza. Este espacio en Tabacalera debe cerrar sus puertas de manera inmediata, al menos hasta que termine la masacre que se está produciendo en Ucrania, como señal de protesta y de dignidad de toda la ciudad de Málaga, por una cuestión moral y por higiene democrática; Málaga no puede ser la única ciudad de Europa que permanezca ajena a este conflicto, como si no pasara nada, en nombre de un supuesto carácter pacificador del arte. Esta es una guerra política, y la cultura también lo es.
«No hay lugar para el arte cuando los civiles están muriendo bajo el fuego de los misiles, cuando ciudadanos de Ucrania se están escondiendo en refugios, cuando manifestantes rusos están siendo silenciados», dice el artista Kirill Savchenkov, que ha rechazado representar a su país en la Bienal de Venecia. Así, una cascada de artistas y gestores rusos también ha decidido no participar en actos públicos representando a su país. Málaga no puede ser una excepción. Y la excusa de que debe seguir abierto porque hay trabajadores en ese museo tampoco se sostiene. ¿Ahora se preocupan por ellos, que estaban ganando cinco euros la hora, subcontratados por empresas de trabajo temporal? Por mi parte, pueden seguir cobrando sin trabajar. No serían los únicos.
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