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Sábado, 25 de agosto 2018, 09:50
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Este país llamado España, por mucho que les fastidie a Torra y a sus mariachis, ha gustado siempre de regodearse del pasado... pero no para aprender de sus errores y evitarlos en el futuro, sino para autoflagelarse dentro de la más pura concepción masoquista. Curioso que en estos lares, donde la frase 'remover el pasado' no tiene para nada una concepción positiva, seamos grandes especialistas en utilizar la batidora con tal potencia que acabamos manchándonos. Siempre recordaré una frase escrita en un tablón de anuncios cuando hace ahora 50 años se inauguró el Colegio de Los Olivos, del que guardo recuerdos infinitos de gratitud por la enseñanza abierta, integral y democrática que recibí, aún en aquellos difíciles años 60, cuando el franquismo existía en su plenitud. Su autor, San Agustín, escribió que «el pasado ya no es y el futuro no es todavía», una sabia composición con la que el obispo de Hipona nos daba a entender que lo más importante es el presente. Aquí, en estos lares patrios, somos especialistas en tocar en demasía el pasado, hablar de lo que no ha sido aún invocando al futuro y sin embargo nos olvidamos del presente.
Nunca desde la muerte de Franco se había hablado tanto del dictador como ahora. Pena que 43 años después de enterrarlo, el Gobierno de Pedro Sánchez esté encaprichado en 'resucitarlo'. Pobre país el que vive de no olvidar las tragedias. Pobre Gobierno éste que con sólo 84 diputados se ha entregado de lleno en manos de Podemos y su afán revanchista. Pobre Gobierno éste presidido por 'Pedrecreto Ley' que incluso quiere acotar las funciones democráticas del Senado, elegido por la sabiduría democrática de las urnas, y para evitar que se hable de ello utiliza todos los resortes habidos y por haber incluido el desenterrar a Franco. «No mover a los muertos», exclamó Shakespeare en una de sus tragicomedias. Y si se hace, que sea para restañar las heridas. Se pudo hacer del Valle de los Caídos un monumento a la sinrazón, 'homenaje' a vencedores y a vencidos, en suma a todos los que protagonizaron una de las mayores tragedias de España, de esta querida España, de esta España nuestra: un lugar para el descanso de quienes lucharon por una u otra causa y dieron la vida cada uno por 'su' España. En la Transición se consiguió que este país saliera adelante en democracia, a base de mucho enterrar y de mucho tragar (unos y otros), pero nos levantamos de la negra época franquista con la ilusión que ahora algunos parecen querer destrozar. Estamos llevando a España a la crispación. No llevamos buen camino, queremos seguir bordeando el precipicio. Hoy más que nunca necesitamos un paseo por las urnas. Elecciones ya. Y que cada uno aguante su vela. Ninguno de nuestros líderes está exento de culpa, pero los hay que sin haber ganado las elecciones quieren gobernar como si tuvieran mayoría absoluta. Cualquier gobierno (del color que sea) que reciba un voto favorable de Torra y compañía no es de fiar. Lo siento.
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