El extranjero

El misterio Ábalos

Domingo, 25 de febrero 2024, 01:00

Nunca se supo qué baldosa-trampa pisó Ábalos para caer de la cúpula del Gobierno y del partido al ostracismo. Un hooligan bajado del palco. ... Ahora hay quien dice atar cabos. Las sospechas del asunto Koldo ya estaban flotando en el aire. Teorías que convierten el palacio de la Moncloa en una mansión llena de puertas falsas y foso de reptiles. En cualquier caso, más allá de la misteriosa caída de Ábalos, queda en el aire otro misterio, este algo más pedestre. El de la evolución del ya popular Koldo. Un progreso casi comparable al del australopithecus convertido en homo sapiens sapiens en cuestión de quince días.

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De la portería del club y las noches de guardia de seguridad cuidando obras a los consejos de administración de Renfe y Puertos, sin que importen dos condenas previas por agresiones. Quiso ingresar en la Guardia Civil, las neuronas no le llegaron (debía de ser la época previa al homo habilis) y se quedó en segurata. Esa fue su fortuna. En los tiempos duros su gremio encontraba trabajo como escolta. Koldo, aficionado a cortar leña, y a darla, vivía en Navarra. Como Santos Cerdán. El inicio de una larga amistad, ahora abreviada por Cerdán. De Pamplona a Madrid. Y en Madrid, perro fiel de Cerdán y de Pedro Sánchez, que elogió al gran Koldo en 'Manual de resistencia'. Koldo fue el encargado de custodiar los avales de Sánchez en las primarias. Dos noches durmiendo en la oficina para que los avales no volaran. Y aseado, como el propio Sánchez informa, gracias a la compasión de una vecina que le ofreció fregarse en su ducha.

Y de los avales a Ábalos. Y de Ábalos al cielo. Misteriosamente, el australopithecus cavilaba ya como un homo antecesor y fue nombrado asesor del ministro. De ahí se produjo el salto a la evolución plena aunque conservando su raíz primera de guardián nocturno para amenazar, por ejemplo, al alcalde de León con joderle la vida unos cuantos años si no bailaba al ritmo de su música. Y llega el drama de la pandemia. Y Koldo se crece. Negociando con la desgracia ajena. Mientras mueren centenares de españoles al día, él, aprovechando las redes del partido y protegido por Ábalos, se embolsa unos millones de euros a costa de la desgracia de la ciudadanía. Y Ábalos, que siempre se enteraba de todo, no se enteró de la evolución no solo mental sino económica de su amigo Koldo. Otro misterio. Ahora, María Jesús Montero llama a su amigo Ábalos, señor Ábalos. Y le indica la puerta de salida ya no del palco, sino del estadio. Sánchez saca a relucir la vieja cantinela. Caiga quien caiga. Y al PP, después de las elecciones gallegas, le cae este premio gordo. Semana grande. Y semana negra.

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