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Merkel, por fortuna

EDITORIAL ·

Urge que los ciudadanos europeos, las empresas y los mercados visibilicen el Fondo de recuperación y que sea antes de agosto

Jueves, 2 de julio 2020, 09:40

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La presidencia rotatoria del Consejo Europeo pasó ayer a manos de Angela Merkel hasta que finalice el año. La canciller alemana es la gran baza con la que cuenta el Fondo para la recuperación de la UE, y su puesta en marcha será el cometido más importante que Merkel tenga al compartir el liderazgo de la Unión con Charles Michel y Ursula von der Leyen. Su presencia en la cabecera de la mesa del Consejo modificará de facto la institucionalidad en Bruselas. Al frente del país que más contribuye a las arcas europeas, la responsabilidad de Merkel será doble para dotar a la UE de un presupuesto más expansivo en el horizonte de los próximos siete años. Fue ella quien calificó la Covid-19 como «el mayor desafío desde la II Guerra Mundial», cuya superación exigirá de toda la capacidad política y de la autoridad personal de la mujer que personificó la disciplina fiscal frente a la crisis financiera, mantuvo una actitud moral ante la crisis migratoria y los populismos, y ha afrontado la pandemia con la templanza de la científica. El 'brexit' la obligó a reactivarse cuando se disponía a ordenar la transición al frente de su partido, la CDU, y de su país. La brusca recesión y las desigualdades causadas por el coronavirus la obligan ahora a emplearse a fondo al término de su carrera política. Ella es la indicada para convencer a Países Bajos, Suecia, Dinamarca y Austria de que confíen en la responsabilidad de los socios del sur -Italia, España y Francia- más afectados por la epidemia. Y también para integrar a estos últimos en un esfuerzo compartido a favor de un proyecto unitario para la Europa comunitaria. Pero para ello resultará determinante que se alcance un acuerdo en la cumbre presencial de los próximos 17 y 18 de julio. No solo porque urge que los ciudadanos europeos, las empresas y los mercados visibilicen el Fondo de recuperación, siempre antes de agosto. También porque solo así podrá la UE afrontar sus otros desafíos, incluido el de su relevancia en el mundo que resulte de la pandemia. La Covid-19 ha dejado en segundo plano el durísimo trance que para la propia idea de Europa supuso la salida refrendada del Reino Unido de la Unión. Solo cabe esperar que la gravedad de la crisis desatada por el coronavirus atenúe los perjuicios causados por el 'brexit' y los prejuicios alimentados a su cuenta, allanando el camino de una negociación lo más satisfactoria posible, para la que también la presidencia rotatoria de Merkel puede resultar un golpe de suerte.

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