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El doctor Pascual, en la Universidad de Texas.
EL MEJOR MÉDICO DE DALLAS ES MALAGUEÑO

EL MEJOR MÉDICO DE DALLAS ES MALAGUEÑO

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La revista D-Magazine de Dallas elige a Juan M. Pascual para su portada bajo el título «El detective del cerebro».-«Pacientes de todo el mundo acuden a este médico en Dallas para obtener una segunda opinión que podría salvarles la vida», afirma la publicación, una de las de mayor difusión de Texas.-Pascual dirige ahora un ensayo clínico con un presupuesto estatal de 8 millones de dólares.-La 'graduación' de seis ex adictos en Monte Alminara.

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Domingo, 20 de octubre 2019, 10:01

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El detective del cerebro'. 'Pacientes de todo el mundo acuden a este médico en Dallas para obtener una segunda opinión que podría salvarles la vida'. Así titula su portada la revista correspondiente a octubre D-Magazine, una de las más importantes e influyentes de Texas, que se distribuye fundamentalmente en Dallas. ¿Y a qué médico se refiere y le da la foto de esa misma portada? A un malagueño, al doctor Juan Manuel Pascual, considerado ya internacionalmente como una eminencia, que en TheUniversity of Texas Southwestern Medical Center (conocida popularmente en Estados Unidos como UT Southwestern) capitanea el área de neurología y enfermedades raras. La misma revista, de un gran difusión y popularidad por sus controvertidas secciones de 'El mejor y el peor', conocida además por sus exigencias, lo ha proclamado como 'El mejor doctor en Dallas 2019'.

El artículo de varias páginas en el interior no escatima piropos para el conocido médico e investigador malagueño, que ahora está al frente de un proyecto con una dotación del Gobierno de USA de 8 millones de dólares, y su titular es rotundo: «El doctor que ves cuando nada más funciona», pero el subtítulo no se queda atrás: «Cuando cualquier otro diagnóstico se queda corto, los pacientes encuentran su camino hacia el Dr. Juan M. Pascual y su programa de trastornos cerebrales raros. Su secreto: escuchar».

Will Maddox es quien firma el reportaje con fotografías de Matthew Shelley. El periodista, especializado en temas médicos de la revista D-Magazine, escribe, entre otras cosas que «hijo (Juan M. Pascual) de un profesor de Filosofía y una profesora de Literatura en la Universidad de Málaga, en España, Pascual creció rodeado de libros. Cuando era joven, quería seguir los pasos paternos y estudiar Filosofía, pero su padre le advirtió que se alejara de ese camino. Sería demasiado difícil ganarse la vida como filósofo, le dijo a su hijo. Sugirió que Pascual estudiara medicina y aplicara filosofía a su práctica. Entonces eso fue lo que hizo. Cuando los pacientes de todo el mundo no tienen a dónde ir, acuden al Programa de Trastornos Cerebrales Raros, que Pascual fundó en 2007. Es el investigador principal en el laboratorio y su director clínico, especializado en los problemas más difíciles relacionados con la materia gris. Pascual, un hombre de mediana edad sin pretensiones y con gafas, habla con un ligero acento español que se ha desvanecido durante varias décadas trabajando en los Estados Unidos. Parece que pertenece a una bata de laboratorio, pero equilibra su conocimiento clínico con una presencia acogedora que tranquiliza a los pacientes, al igual que su atuendo de negocios a menudo se equilibra con un par de zapatillas. Parece tan cómodo sentado a la mesa con su esposa y su hija de 12 años como cuando le dice a una familia que no hay nada más que pueda hacer por su ser querido. Tiene una forma de comunicar que sabe la respuesta a su pregunta antes de que la termine, pequeños acuerdos verbales y asentimientos que hacen que las personas se sientan comprendidas» (...). Pascual en la entrevista se muestra tal como es, sin pelos en la lengua y con las ideas muy claras: «No confía tanto en la tecnología y la medicina occidental como cabría esperar de un neurólogo líder. 'Tengo un gran sentido de detectar tonterías, probablemente demasiado bien desarrollado'», dice. 'Veo tonterías a una milla de distancia. Siempre veo los agujeros. Veo los huecos. Muéstrame algo hermoso y puedo hacer agujeros en él'». Tampoco está demasiado impresionado con médicos de cierto tipo. 'Lo que me desanima automáticamente es el aire de autosuficiencia que tienen los médicos', agrega(...)».

«Aunque trabaja para uno de los centros médicos más grandes del país, se enorgullece de su autonomía. 'No me gustan estas corporaciones de personas que piensan y hacen cosas por igual. Debería trabajar en contra de todo el conocimiento que ha recibido porque es insuficiente', señala. Cuando se le pregunta por qué alguien que se desanima por los médicos egoístas y crítico de las grandes organizaciones está trabajando en UT Southwestern, dice: 'Porque me dejan hacer lo que quiera' (...)».

Tras hacer un repaso por casos sorprendentes de curación del médico malagueño, el periodista tejano destaca que «no todos los pacientes del Dr. Pascual se convierten en historias de éxito. Cuando un pacientes muere, invita a sus familias a volver a su laboratorio para discutir los casos, y casi siempre aceptan reunirse. Revisan los registros médicos página por página, discuten qué se hizo y por qué, y qué podría haberse hecho de manera diferente. A veces descubren que podría haber otras opciones, que se cometieron errores. ¿Por qué una familia estaría de acuerdo en pasar por los momentos más dolorosos de su vida, y por qué un médico se sometería a dudas?».

Sin duda otro logro de un malagueño que además presume de serlo. Desde la Universidad de Málaga se estudia seriamente distinguirlo como se merece. Ocurre que esta Málaga nuestra ya se sabe como es. «Destaca y buscarán cómo derribarte», una de las célebres frases el recordado Manuel Alcántara...

Por cierto, Juan Manuel Pascual intervendrá por tercera vez consecutiva en el ciclo Ciencia y Salud, organizado por Fundación Unicaja y SUR, en la edición del próximo 2020. Lo dicho, un lujo de malagueño y un lujo para Málaga.

Una de las 'fiestas' que más impactan es ver la emoción de quienes salen de una adicción y la felicidad de sus familias. El camino es largo, y los problemas muchos, pero sin duda es verdaderamente bonito asistir a uno de esos actos, como el que el pasado día 12, Fiesta de la Hispanidad, hizo la Clínica TrioraMonte Allminara en su centro de Moclinejo, que celebró por todo lo grande el 'acto de graduación' de seis pacientes tras haber culminado su proceso de recuperación de sus respectivas adicciones.

Si el personal estaba feliz, si los rehabilitados también, ni que decir tiene cómo estaban los familiares de los mismos. Ver a una madre llorando abrazada a su hijo tras salir del infierno de ser adicto (a lo que sea) es una imagen que vale por sí sola más que mil palabras. Por cuestiones obvias, aquí no hay fotos de rostros ni identificaciones, sólo el valor del testimonio, que no es poco. La edad media de los 'graduados' (cinco hombres y una mujer) rondaba los 35 años, y la mayoría de ellos entraron para ser tratados en Monte Alminara por su adicción a la cocaína y al alcohol, de manera conjunta por cierto, algo que es muy habitual. Los seis, felices, como niños con zapatos nuevos, recibieron una placa conmemorativa ante la presencia de más de 200 familiares que aplaudieron a unos (las personas rehabilitadas) y a otros (las que hicieron posible la rehabilitación). Juan José Soriano, persona de reconocida trayectoria profesional y humana en la lucha contra las adicciones, jefe de Terapia del centro, destacó el esfuerzo que habían realizado en el proceso los que protagonistas del evento, de los que destacó su capacidad de superación.

Monte Alminara, centro dirigido por Nuria García Martín, especializado en el tratamiento de adicciones de todo tipo, incluidos a los 'enganchados por las nuevas tecnologías', cuenta con centros en Málaga, Madrid, Barcelona y Alicante, y forma parte de Parnassia Group, compañía líder en Europa en salud mental con más de 185.000 pacientes tratados al año.

Si cualquier graduación es el fin de una etapa, el comienzo de otra y un momento de renovada ilusión, en este caso, la 'graduación' tiene más que nunca el significado de una nueva vida y mucha felicidad.

Pues eso: seamos muy felices.

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