Secciones
Servicios
Destacamos
Ala velocidad que va la vida, que en cuanto acabas de saborear los turrones ya estás con las torrijas en la boca y en un ... visto y no visto pasando el día en la playa con unos espetitos en la terraza de un chiringuito, podemos ya dar por inaugurada la temporada alta en la Costa del Sol. Y eso supone, por encima de todas las cosas, mimar al turista como a ti te gusta que lo hagan cuando estás realizando ese viaje soñado y cuidar el entorno para que puedan disfrutarlo las generaciones venideras. En ese entorno están también las personas que residen en el mismo y que, a la postre, no sólo se benefician de la riqueza y el empleo que genera esta industria, como también se ven afectadas en ocasiones por otros efectos del turismo, sino que son protagonistas destacados de la experiencia del viajero. Por algo uno de los elementos más valorados por quienes nos eligen para disfrutar de sus vacaciones es la hospitalidad de sus gentes. De esos residentes que atienden la consulta de un viajero en un bar, al cruzar un semáforo o en la cola de la pastelería en la que buscan un dulce tradicional. La hermandad entre el turista y el ciudadano que habita en la Costa del Sol no sólo ha sido tradicionalmente ejemplar sino que en la actualidad, y así lo confirman los últimos informes, la amabilidad de la gente y la forma de vida de los malagueños son la guinda de esa experiencia en la que el turista ansía convertir su estancia en el destino. Y eso hay que preservarlo como se hace con todo el patrimonio histórico porque es la esencia que marca diferencias y en la que el destino malagueño no tiene parangón por su carácter hospitalario y cosmopolita. Cuidar al residente supone por ende sumar elementos que garantizan que el viajero cubra sus expectativas. Por eso es clave que en el nuevo modelo de turismo en el que trabaja la Junta de Andalucía el residente se convierta en un eje central, y no por el aumento de la sensibilidad hacia el impacto que generan los turistas sino porque es un agente fundamental. Y para ello es clave avanzar en mejorar la movilidad de quienes habitan todo el año el territorio o en obtener beneficios directos a modo de ventajas para disfrutar del patrimonio histórico o de la oferta cultural. Hay que buscar ese maridaje perfecto entre el turista y el residente pensando a lo grande en las ciudades y en los municipios porque mejorar la vida de quienes habitan estas poblaciones supone mejorar la estancia de quienes nos visitan. Este debe ser el objetivo central de cualquier estrategia turística porque es garantía de éxito y la esencia del destino.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.