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Andalucía es la democracia navegable. Mar que baña, río que abraza. Sol con sombrero de ala ancha y versos con romero en la solapa. Manzanilla ... con velo de flor para la democracia del 78 que sacó las piedras de nuestros bolsillos. La política que escapa al decreto y que no quiere ser granero de votos, sino el trigo de la prosperidad.
Pedro Sánchez, en el pasado Congreso Federal del PSOE celebrado en Sevilla, hizo una inequívoca declaración de intenciones cuando afirmó que Andalucía «volverá a ser socialista». Su estrategia pasa por sacar de la ecuación sanchista a un triste arenero Juan Espadas y sustituirlo por la bochinchera monosabia María Jesús Montero. Su perfil encaja con el socialismo de la paz de la subvención, la bronca en el debate y el trilerismo en el despacho. Conoce las tripas de la política andaluza de albero y paguita que aprendió de Chaves, Griñán y Susana Díaz. En pocos días conoceremos su candidatura oficial a la secretaría general de un socialismo andaluz que espera su voz para levantarse y andar, como si de un Lázaro en su sepultura se tratara. Ya ha comenzado su campaña con su participación en la que algunos analistas han denominado la 'compra' del Ayuntamiento de Jaén, a la que seguirá la Diputación de Cádiz. Integrará a Susana Díaz con todo el partido que ella controla, y comenzará a ser la pesadilla del gobierno de un Juanma Moreno, cada vez más sevillano y menos andaluz, que comenzará a soñar con ella.
Andalucía no está en venta por mucho que se empeñen los políticos. Se reconoce en el traje de la libertad, en la arruga de sus dificultades, en la riqueza de su espíritu, en la luz de su ingenio, en la generosidad de su corazón. No es una urna de la que se sacan votos para construir despachos y chiringuitos. Tiene memoria y reconoce los discursos que la empequeñecen, que la maniatan, que le dan órdenes, que le cierran las puertas.
María Jesús Montero desea ser recibida en Andalucía con la sonrisa de buen yerno de Juanma Moreno Bonilla, y la mala leche de cuñado de Alfonso Guerra. Depende de los populares andaluces si quieren convertirla en la nueva María Jesús Montero Bonilla o mostrarnos la imagen reflejada del espejo del peor sanchismo. La estrategia de la política sevillana será la de no hacer prisioneros ni dentro ni fuera del PSOE andaluz. Como si de un rey mago se tratara, conectará con facilidad con la Andalucía de las tardes de Canal Sur, los sindicatos durmientes, los medios de comunicación sedientos de campañas de publicidad, el campo con su cartilla del PER y la cultura subvencionada. Enero nos dirá lo que febrero ya sabe.
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