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Manos a la obra

Este es el programa político para España en el que creo. Habrá que ponerse manos a la obra

PEDRO MORENO BRENES

Domingo, 24 de diciembre 2017, 09:48

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Les ahorro a ustedes otro análisis de las recientes elecciones en Cataluña, son muchos y variados y no quiero contribuir a la 'inflación' de reproches, desquites, dimes y diretes. Sin embargo, es conveniente destacar algo ante tanto ruido: el 'podrido' régimen del 78, el 'autoritario' 155, han permitido que ganen las elecciones los mismos que de una forma u otra los han desafiado: en eso consiste la democracia. Hablando de elecciones libres y periódica, ya conviene perfilar que, salvo disolución anticipada de las Cortes, cuando se agote esta legislatura, los españoles tenemos la oportunidad de ratificar lo que ha hecho el PP o dar un giro para superar lo que entiendo como una gestión muy lesiva para los intereses de la nación; si siguen gobernando, en pocos años no quedarán resortes de equidad social y muchos ciudadanos estarán abandonados a su suerte en una selva donde los poderosos no tendrán enfrente a poderes públicos efectivos para pararles los pies. Hay que revertir el desmantelamiento irresponsable de las políticas sociales, así como conseguir el aumento de ingresos públicos haciendo pagar a todos en proporción a su capacidad económica. La recuperación del empleo exige mayor inversión pública y un adecuado incentivo de la inversión empresarial, que nunca hay que confundir con las oligarquías económicas y sociales que no crean riqueza.

Aspirar al apoyo de muchos y ganarse el respeto de todos. Así es como yo creo que hay que actuar en política. Como persona de izquierdas aspiro a una España anclada para los restos en un estado de derecho, social y democrático, con pluralismo político y libertad. Una sociedad más justa, próspera, culta, solidaria, emprendedora, igualitaria, sin excluidos, con un fuerte dispositivo público de protección social y con pleno empleo. Una sociedad donde la necesaria libertad de empresa no sea un dogma donde amparar un lucro desmedido y un capitalismo desbocado. Un país donde la opinión pública sea el producto de la reflexión serena y crítica de sus ciudadanos y no el tumulto a golpe de consignas simplistas multiplicadas por altavoces poderosos y nada inocentes, una España donde los liderazgos políticos y sociales sean reflejo de la autoridad moral derivada del ejemplo y no de la capacidad para la crispación y el insulto fácil. Estoy seguro que estos planteamientos pueden generar muchos apoyos, incluso de personas que a priori no se encuadran en la izquierda, apoyos que se volatizarán si se recurre al extremismo y al sectarismo que solo pueden llevar a la marginalidad de quienes lo practican.

Este es el programa político para España en el que creo: beneficia a todos menos a las oligarquías, a los que no respetan la democracia y a los corruptos. Habrá que ponerse manos a la obra.

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