Borrar

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

España ha pagado quién sabe cuánto dinero por miles de pruebas fallidas para la detección del coronavirus a una empresa china sin licencia que da falsos negativos. Las prisas son malas consejeras, pero tampoco está la cosa como para andar revisando etiquetas. ¿Y quién no se ha visto alguna vez abocado por las circunstancias a comprar alcohol en el chino del barrio, aunque supiéramos que lo que contenía aquella botella no era ginebra sino garrafón? El Gobierno de Pedro Sánchez, bastante joven de media, debería saber que la historia siempre acaba igual: devolviendo a la mañana siguiente. Solos y borrachos. Hay que revisar los protocolos de compra y la competencia de quienes gestionan esta crisis sanitaria y económica que nos está arrollando. El estado de alarma ha de mantenernos unidos, pero la cohesión social y la necesidad de espantar el aburrido teatro partidista, más yermo que nunca en medio de una emergencia mundial, no deben servir como excusas para crear una masa adocenada incapaz de distinguir el odio sectario de la crítica razonada y la autoayuda almibarada del optimismo práctico.

Jugar a regresar del futuro me resulta una pérdida de tiempo, pero desplegado el tablero no parece honrado fingir ingenuidad; con la realidad estampada en la cara, está claro que las manifestaciones del 8 de marzo supusieron un error, como lo fueron las elecciones municipales francesas o los partidos de fútbol. A la izquierda deslumbrada por Sánchez, cuyo rostro es la imagen del desborde, le cuesta reconocerlo tanto como a la derecha más reaccionaria admitir que sus dardos van en realidad dirigidos al feminismo. Ni unos ni otros aportan más que ruido. De esta catástrofe saldremos gracias a quienes estén dispuestos a salir de la trinchera ideológica y bajar al barro para reconstruir el país, que no es otra cosa que reconstruir cada vida, cada casa, cada familia, cada empresa, cada barrio, cada ciudad.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios