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ANTONIO SOLER
Domingo, 4 de mayo 2025, 02:00
Según cuentan, cinco segundos nos devolvieron a los albores del siglo XX, cuando internet era ciencia ficción y la telefonía móvil un delirio de mentes ... infantiloides. Radios de galena, velas y linternas. Alguna gente arramblando en los supermercados con el afán de la supervivencia, otra caminando para regresar a su casa y otra, sencillamente, bailando por las calles o ayudando al vecino. Y los bulos. Los bulos circulando durante las horas que el Gobierno tardó en dar señales de vida, y después. Porque ya que estábamos a oscuras había que fabular, inventar el cuento del lobo malo que venía desde la estepa rusa, desde el antiguo amigo americano o incluso desde las cavas del maligno que habita en la Moncloa.
Y a los postres, en los que todavía estamos y de los que no se sabe cuando saldremos, como si fuésemos protagonistas de un ágape en El Ventorro, a los postres, decimos, la trifulca. El PP pidiendo explicaciones, Vox sumido en el eterno martes de carnaval en el que viven sus dirigentes y el Gobierno mirando de reojo a las compañías privadas. Isabel Díaz Ayuso autoproclamándose una Agustina de Aragón traslada a la Puerta de Alcalá en batalla directa contra Napoleón y el invasor de la Moncloa. El batiburrillo, los enchufismos de Sánchez, la exministra con sueldo medio millonario, los expertos en energía y electricidades surgiendo como las setas debajo de las piedras. Improvisados cuñados convertidos en teóricos de las renovables y las nucleares. Y nosotros a oscuras.
Un tiempo de penumbra a pesar de que brilla el sol y la luz se hizo de nuevo en unas pocas horas. Pero ya nadie se fía. La electricidad vuelve a ser algo mágico que puede desaparecer en cualquier instante. Como lo hizo la salud durante la pandemia o la democracia para quienes vivimos el 23-F. «Luz, más luz», así dicen que murió Goethe. Así anda el mundo en estos días. Un mundo sin papa y a la espera de una fumata. La capilla Sixtina aislada, sellada a cal y canto contra cualquier invasión informática, reivindicando no una tradición secular sino revistiéndose de futuro y alta tecnología. Como el fantoche americano haciendo circular por las redes su cara bajo una mitra papal. El payaso de Washington quiere ser papa. Más luz. Sí, necesitamos un poco de más cordura, de más flujo y conexiones neuronales para andar entre esta espesa tiniebla que levanta el populismo y que, a veces, los que se llaman progresistas también emplean como cortina de humo y gas lacrimógeno. La linterna del kit de supervivencia no basta. Como Goethe, hay que pedir luz, más luz, pero no para cruzar el umbral de la muerte sino el de la vida de cada día.
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