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Llorado póker cofrade

Llorado póker cofrade

Horizontes cercanos ·

Con la muerte de Eloy Téllez el primer semestre del año cierra con la desaparición de grandes personajes de la Semana Santa de Málaga / Carlos Álvarez cosecha un gran triunfo en Turín con 'Don Giovanni' / El barítono malagueño retornará al Metropolitan de Nueva York en 2020 / Antonio Banderas comienza a rodar otra vez con Almodóvar / El actor celebrará sus 20 años con Puig con diversos actos en Málaga y Marbella

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Domingo, 1 de julio 2018, 09:47

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Está siendo un año muy duro para el mundo cofrade. En lo que va de 2018, seis meses, se nos han ido cuatro personajes claves en el mundo de la Semana Santa entendida desde un punto de vista global, no sólo desde una u otra cofradía. La desaparición de Antonio Garrido Moraga, Esteban Ribot, Antonio Guadamuro y Eloy Téllez significan un vacío tremendo porque sus respectivas figuras eran clave en ámbitos muy diversos, pero a la vez muy importantes y, lo que aún duele más, porque los cuatro se han ido antes de lo que se podía imaginar, es que nos han dejado con muchas cosas aun por hacer y aportar al mundo cofrade malagueño.

Antonio Garrido era un personaje fundamental en la relación de la Semana Santa y las cofradías con el hecho cultural, con las raíces sociales. Su discurso era incontestable, necesario aún más hoy en un mundo que se guía por las noticias falsas, las descalificaciones y la escasez de sabiduría de las redes sociales. Su palabra era casi dogma de fe, y quien tiene eso posee un tesoro, y eso era lo que tenía Málaga y el mundo cofrade malacitano con Garrido. Al dejarnos huérfanos de su palabra, de sus escritos, de sus pensamientos y de su persona, el golpe ha sido muy duro, de esos que duran exceso de tiempo y al que nunca se acostumbra uno.

Esteban Ribot era el claro ejemplo de compromiso social, de aportación de ideas como nexo de unión entre las distintas generaciones cofrades. Humilde donde los hubiera, sin embargo personas como Ribot son tan necesarias en el engranaje cofrade que difícilmente podría funcionar esta maquinaria sin su presencia y participación.

Antonio Guadamuro representaba la esencia del comunicador de las cofradías, el hombre que relató la transformación de la Semana Santa, de la evolución de las cofradías, de los cambios en la forma de ser procesionista, y lo hizo además desde una atalaya, la radio, importantísima en la difusión de una forma de ser y de sentir que no siempre tuvo fotos al instante, comunicaciones a través de un móvil o retransmisiones en directo durante horas y horas por canales de televisión locales. Guadamuro vivió tiempos históricos de la radio y de la Semana Santa, y fue testigo y divulgador de los tiempos duros por los que atravesaron cofradías y de las procesiones. Con su repentina marcha nos deja sin un testigo del ayer y del hoy, y eso en estos tiempos donde lo instantáneo parece que es lo único que importa y existe, se nota y mucho.

Finalmente, la semana se nos ha ido sin que Eloy Téllez la haya visto terminar. Un infarto inesperado, horas después de retuitear hechos cofrades, nos deja sin un claro adalid del diseño, del arte cofrade, que tanto aportó y creó por y para la Semana Santa malagueña en general y para su cofradía del Rocío en particular. Sus múltiples creaciones quedarán ahí para la historia, lo mismo que los escritos y los pregones de Garrido, las narraciones de Guadamuro o la forma de ser y hacer de Ribot, pero son muchas bajas demasiado extraordinarias para no echarlas de menos, sobre todo cuando se producen, como ha ocurrido de forma tan inesperada en muchos casos y con muchas cosas aún que aportar por y para todos. Enorme divulgador, el arte cofrade le salía por todos los poros, y de él ha impregnado a la Semana Santa malagueña, en la que está en su libro de oro.

A nivel personal, la desaparición de Garrido, Ribot (mi sangre es la tuya), Guadamuro y Téllez, por qué negarlo, el vacío también es enorme, tanto que uno se asoma al precipicio de la vida y se da cuenta de que es un don y un regalo que nunca valoramos. Como suele ocurrir, que solemos echar en falta a la gente que nos rodea y a la que queremos cuando nos faltan. Cuatro grandes. Un llorado póker cofrade. Siempre presentes.

Carlos Álvarez está cosechando estos días un enorme éxito en el Teatro Regio de Turín con Don Giovanni, la ópera de Mozart (con libreto de Lorenzo da Ponte), que durante más de tres horas escenifica una de las mayores y más importantes obras de la música y de la cultura occidental, donde se combina como en ningún otra la tragedia y la comedia, a partes casi iguales y en titánica lucha. Don Giovanni, el seductor sevillano, es Carlos Álvarez, que según la crítica ya ha desbancado con mucho a quienes hasta ahora habían sido considerados como los mejores 'Don Giovanni' de la historia del bel canto: «Para mí es un gran honor que digan eso». Porque ser el mejor 'Don Giovanni' es una marca de gran categoría universal en la ópera, y eso es algo que llena de orgullo al malagueño, quien antes de marchar a Turín el pasado día 26 estuvo con un grupo de amigos en La Carihuela, en Playa Miguel, celebrando su magnífica temporada. Carlos Álvarez cantó en la referida ciudad italiana el miércoles y anoche mismo, y repetirá esta semana los días 4 y 7 de julio, precisamente en este último día un nutrido grupo de malagueños acompañará al barítono en su función estelar. Tras esta actuación, Álvarez, recientemente designado Doctor Honoris Causa por la UMA, volverá a Málaga para someterse a una pequeña intervención en un hombro, lastimado desde hace tiempo en una de sus múltiples representaciones, y pasar unos días de descanso antes de encarar la temporada 2019, donde celebrará su 30º aniversario en los escenarios con un sinfín de acontecimientos. Para 2020 ya está cerrado su retorno al Metropolitan de Nueva York, lo que sin duda significa mucho para él, ya que fue allí donde hace ya casi 10 años, recayó de la grave dolencia en las cuerdas vocales que le mantuvo alejado de los escenarios durante un buen tiempo, y que superó en base a su confianza, su esfuerzo, su constancia y el gran trabajo de los médicos otorrinolaringólogos que lo atendieron en Carlos Haya durante ese período. Hoy aquella etapa ya es historia, y Carlos Álvarez tiene al mundo de la ópera rendido a sus pies, no en vano no tiene una fecha libre hasta 2021, y encima ya es catalogado por todos como el mejor 'Don Giovanni' de la historia, todo un marchamo de calidad y categoría máxima en una de las más exigentes manifestaciones de la cultura escénica que existen.

Va de malagueños universales. Antonio Banderas celebrará en breves días sus 20 años de vinculación con la firma de perfumes Puig, de la que es su imagen. Una sociedad bien avenida que ha dado enormes frutos para ambas partes, y que se conmemorará con diversos actos en Marbella la próxima semana, donde acudirán decenas de invitados de alto nivel por la firma de perfumes, entre ellos numerosos e importantes empresarios y periodistas de Europa y de América. En cuanto puede, Banderas 'rasca' para Málaga, por lo que no se entiende la pataleta constante de algunos envidiosos y aburridos para con los proyectos del actor, que, además, si hay algo mirado con lupa por estos lares son precisamente esos. En fin, que Banderas, que comienza mañana en Madrid el rodaje de una nueva película con Pedro Almodóvar, sigue en primera línea de actualidad y haciendo y sumando cosas en pro de Málaga y de la Costa del Sol.

En estos Horizontes gustamos de hacernos eco de cosas excepcionales, pero también habituales, por eso ahora nos fijamos en el hiperrealismo de Adela (su nombre artístico), que ha llenado de sorpresas el local expositivo en el que ha reunido, en calle Armengual de la Mota, una buena parte de su última obra durante algo más de un mes. Su sorprendente minimalismo clásico la lleva a desgranar los más intensos detalles de lo que refleja en sus lienzos, y la sorpresa de los mismos, llevado a su máxima perfección, embarga al espectador en una importante reflexión hacia objetos y circunstancias habituales, que bajo los pinceles de Adela G. Vázquez adquiere el máximo esplendor. Adela cerró su exposición ayer, por la misma que ha recibido un sinfín de felicitaciones. Otra artista de tantas como abundan en Málaga, donde ya lo dijo alguna vez un conocido experto en arte contemporáneo y en Picasso, el añorado Robert Rosenblum, 'los colores del ambiente' invitan a sacar paleta, pinceles y caballetes y ponerse a pintar en mitad de la calle... (refiriéndose a Málaga). Una noche de espetos ya hace 'casi' demasiados años tuvo que acabar con esa genialidad del gran profesor.

Que disfruten de la vida y que servidor lo vea. Hoy hemos entrado en julio. Buen mes para vivir en Málaga. Como los otros once...

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