Karla Sofía Cancelación

El pasado mes conocimos su nominación a uno de los galardones de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas, por su papel en 'Emilia Pérez'. Encarna en el largometraje a dos personajes: primero, a Manitas, el brutal líder de un cartel mexicano del narcotráfico, y, después, a Emilia Pérez, la mujer en la que se convierte Manitas. La vida le sonreía en aquellos inocentes días de frío y paraguas. Recibió todo tipo de felicitaciones, desde la alcaldesa de su Alcobendas natal hasta Pedro Sánchez que le dedicó unas sentidas palabras: «tu inmensa interpretación sigue cosechando éxitos». A lo que ella emocionada, le respondía: «Gracias Presidente, queda mucho por avanzar, demasiado odio en este mundo, demasiada maldad, pero aquí una señal de que el mundo puede cambiar». El ministro de Cultura se deshizo en elogios: «es un ejemplo del talento y la dedicación de las actrices españolas». Karla entendió que con su nominación la sociedad le otorgaba el papel de icono en la defensa de la comunidad transexual. Se lo creyó a pie juntillas, jaleada por los que defienden la identidad de género como una nueva acepción de la lucha de clases, pero en versión pijoprogre. Su castillo de naipes se cayó sólo una semana después de su nominación. Una periodista musulmana destapó unos tuits xenófobos que la actriz había publicado hacía años, y comenzó su descenso a los infiernos. Siguiendo al pie de la letra el manual de cancelación de la Inquisición de la nueva izquierda woke, fue eliminada por los mismos que la ensalzaban ayer. La borraron de la campaña de promoción de la película, el libro que se pensaba reeditar fue cancelado por la editorial y no fue invitada a los Goya en Granada.

El director de la película la criticó sin ambages y Netflix la excluyó de las campañas promocionales y de eventos clave de la temporada. El despeinado Urtasun musitó tras conocer sus mensajes pasados: «tengo que lamentarlos, porque no representan a la sociedad española». Él no dudó, en otro tiempo, en ensalzar a la actriz Itziar Ituño, a pesar de su apoyo a los presos de ETA, afirmando que «creo que nadie debe ser penalizado por sus ideas y, por lo tanto, quiero también, como ministro de Cultura, solidarizarme y mostrarle mi apoyo, porque creo que no es de recibo lo que está viviendo».

Karla Sofía Cancelación sufre ahora en sus propias carnes la severidad de un puritanismo de izquierdas con el rostro de cemento y la piel muy fina para según qué causas.