El pasado se atraganta como la bilis. Telecinco ha empezado a emitir una serie –documental para nuestra desgracia– centrada en una larga entrevista a Julián ... Muñoz llamada 'No es la hora de la venganza, es la hora de la verdad'. La primera entrega de este catálogo de bochornos se centra en su «obsesión» por Isabel Pantoja. A Muñoz se le ve con fuerzas renovadas, no sé si como para bailar sevillanas, pero sí con el ánimo de someterse a un larguísimo tercer grado sobre lo peor de su vida.
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Mejora por lo tanto el ramillete de condiciones graves e incurables que le sacó de la cárcel. No dudo de que esté enfermo. Tiene 74 años, algo tendrá. Pero he visto a gente más joven que está mucho más quemada que él. No hay que desear el mal a nadie, al contrario, hay que celebrar que Julián Muñoz cante porque así podrá ir recortando su deuda de 46,2 millones de euros, nada menos. La Audiencia Nacional embargará todo el dinero que haya cobrado por esta docuserie. Bravo entonces por su estado de salud, tan generoso.
Pesa sin embargo el espanto ante el atrevimiento de dárselas de víctima después de tantos años dedicados a engañar a la gente. Acusa a su expareja de moverse por el dinero y de haber estado con él con ese único propósito, cuando Isabel Pantoja habrá sido capaz de generar con su trabajo más del que él haya podido ganar. Al menos legalmente.
Julián Muñoz no está demostrando en esta entrevista tanta vergüenza como la que produce que haya sido alcalde de Marbella. Con mayoría absoluta, igual que las acumuladas por su partido, el GIL, al que las clases populares y las otras votaban a mansalva. En los primeros episodios de la serie, que hay que visionar con la virtud del avance rápido, saltándose la publicidad o la charlatanería (en total, cuatro horas y media), apenas se habla del pueblo Marbella, unas veces cómplice, otras testigo abochornado de una trama tan cutre y con ese singular modelo de personajes, una pandilla de delincuentes ordinarios, entre los que apenas hay un malagueño. La mayoría vino de fuera, como aves de carroña. Aquella política de hechos consumados salió a cuenta durante mucho tiempo. Vista con el tiempo, la trama resulta increíble. Qué pesadilla de 'true crime'. Isabel Pantoja ya había mutado a personaje de ficción. La próxima en aparecer puede que sea Isabel García Marcos, quien en su momento fue la única que decía verdades sobre el GIL en horario de máxima audiencia (que luego devendría en audiencia provincial). Luego no se sabe lo que le pasó. Bueno, sí se sabe, que acabó harta. Esa época da mucha vergüenza. Julián Muñoz debería someterse al retiro de su intimidad si la quiere seguir teniendo.
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