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El joven profesor alcanza la jubilación

FRANCISCO MOYANO

Martes, 19 de junio 2018, 00:06

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Vivimos tiempos de cierto pesimismo que nos lleva a considerar como algo dudoso el llegar a disfrutar de derechos que parecían consolidados en el denominado Estado del bienestar; por encima de todos ellos alcanzar una jubilación con una pensión digna se cuestiona a diario. Quienes logran adquirir la categoría de jubilado con plenas facultades y el adecuado respaldo económico se inscriben en los afortunados que disfrutan de ese «estado de gloria». El pasado viernes un «joven profesor», nacido en 1951, fue objeto de un prolongado, emotivo y excepcionalmente organizado, homenaje con motivo de la próxima jubilación. Es un marbellí nacido en la provincia de Huelva y que desde hace años figura en la Historia de Marbella en una doble faceta para las que es necesario una contrastada vocación de servicio público si es que realmente se quiere realizar una adecuada labor: la política y la enseñanza. En ambas ha dispuesto a lo largo de su trayectoria de una sana ambición que nunca chirrió ni resultó altisonante porque siempre estuvo encaminada a la consecución de la excelencia en la tarea. Tiene nombre de presidente del Gobierno pero se quedó en el estadio de alcalde y director general de Turismo de la Junta de Andalucía. Como candidato a la alcaldía de Marbella, obtuvo en las elecciones municipales de mayo de 1983 la mayoría absoluta, consiguiendo 10.761 votos de los 20.675 que se emitieron. Tan abultada cifra le proporcionó al PSOE quince ediles en la Casa de la Plaza de los Naranjos. José Luis Rodríguez Sánchez fue el segundo alcalde socialista de la ciudad, en la legislatura situada entre los dos periodos de gobierno de Alfonso Cañas Nogueras; era un joven de treinta y dos años que había llegado a la ciudad como profesor de la sección de Historia del recién creado Centro de Formación Profesional en los bajos del Estadio de Fútbol, con posterior construcción de instalaciones en Las Albarizas, que terminaría siendo un colegio de primaria, y traslado al edificio del antiguo instituto Laboral en la entonces denominada calle Finlandia; donde actualmente se encuentra el IES Río Verde en calle Notario Luis Oliver. La labor de Rodríguez en Formación Profesional había sido intensa, con un breve periodo en Estepona. La aventura política local duró cuatro años. Con posteridad al cargo de alcalde, pasó a ocupar el de Director General de Turismo de la Junta de Andalucía y todo hacía presagiar, al menos en la opinión pública que la carrera política sería larga y de altura y que la pizarra y la tiza (los instrumentos casi únicos de los maestros y profesores de la época) pasarían a formar parte del pasado. Contra todo pronóstico, José Luis Rodríguez retornó a la enseñanza y ya no la abandonaría nunca. La historia del IES Guadalpín, de reconocido prestigio, sería muy diferente sin la presencia del «joven profesor» en los últimos años al frente del equipo directivo. Sin duda su mérito fundamental ha sido saber cohesionar a un claustro que ha logrado trabajar en grupo, aunando voluntades y esfuerzos. Todos ellos merecerían una mención, pero cualquier ausencia sería injusta y valga la valoración global desde el anonimato. Algunas personas nacen con carisma y talante de liderazgo y José Luis Rodríguez es una de ellas. En el acto de homenaje se puso de manifiesto que siempre le ha gustado dirigir y más aún mandar, pero cuando se lo han permitido de buen grado es porque ha sabido hacer uso de esa prerrogativa. Durante su etapa de alcalde se rigió siempre por el escrupuloso respeto a la ley, especialmente en materia urbanística, de la que es un verdadero erudito, como pone de manifiesto cada vez que se lo solicitan en medios de comunicación. Por supuesto no faltaron las leyendas urbanas que le consideraban el «mejor alcalde de Estepona», o que se había quedado con el piano de Amigos de la Música, que resultó ser el instrumento que se quemó una Navidad en el incendio del hotel don Pepe: leyenda desmontada. Algún sector social le apodaba 'El Puma', al llamarse igual que el famoso cantante y actor. Yo recordaba que así se llamaba el personaje que encarnaba Nino Manfredi en la película de Luis Berlanga 'El verdugo'. Ahora le ha llegado la jubilación, aunque se sentía con fuerzas para seguir. Alrededor de ciento cincuenta compañeros de la política y la enseñanza le dijimos en una noche de junio, neblinosa por designios meteorológicos, que le queremos desde el más puro sentimiento de la amistad. Ahora tiene que dedicarse a vivir y, como el poeta, a confesar que ha vivido. Especialmente se lo agradecerá su compañera de trayectoria: Aurora.

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