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CE O JOTA 0

A la última ·

ALBA CARBALLAL

Domingo, 20 de octubre 2019, 10:09

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Cojo. Cojo de los de bastón, no del verbo coger. Cojo, C-O-J-O. Uf, menos mal. Compruebo que sigo en mi sitio. Me pellizco. Hasta me santiguo: a dónde vamos a ir a parar. Vale, continúo. Antes de comenzar, una advertencia para el lector escéptico: el episodio que me dispongo a relatar en las líneas que siguen no es fruto de la imaginación de una guionista trasnochada de late night. Háganme caso: si esto fuese un chiste, no pasaría ningún filtro. Venga, arranco, que me enquisto.

Hace unos días, volviendo a casa del trabajo, escuché por la radio un fragmento de una entrevista a uno de los exconsejeros de Esperanza Aguirre, al hilo de su citación para declarar como investigada en la Audiencia Nacional por la supuesta financiación ilegal de su partido. La charla, como de costumbre, me estaba sirviendo de ruido blanco para sobrevivir al atasco de turno, pero en un momento dado el entrevistado hizo saltar la liebre: «Como bien dice un popular refrán español, se pilla antes a un mentiroso que a una persona con dificultades para andar». Creo que el periodista pegó el mismo respingo en el estudio que yo en el asiento del copiloto. Por supuesto, tal mojigatería le escandalizó: «Que a un cojo, señor exconsejero, que esto es la radio, no un juzgado». Sólo le faltó decirle: «Como se la siga agarrando usted con papel de fumar, se va a terminar cortando».

Hay algo turbio en el puritanismo de quienes se sirven de la corrección política para ocultar la incorrección de sus actos. Qué sé yo: uno empieza por emplear eufemismos para decir 'ciego', 'manco' o 'pedo' y termina por hablar de indemnizaciones en diferido. Estos términos, timoratos o incomprensibles, no son más que una máscara lingüística. Así, por arte de birlibirloque, la realidad corrupta se transforma en una ficción digerible. Y todo por no decir 'cojo'.

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