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Cuando el invierno es primavera

La ola ·

Pilar Martínez

Málaga

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Jueves, 1 de enero 1970

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En destinos a tres horas de vuelo de distancia con Málaga hay en estos momentos una diferencia de hasta quince grados menos respecto a la temperatura que se disfruta en la Costa del Sol, y eso que estamos en unas jornadas consideradas más frías de lo acostumbrado en estas fechas. Mientras los malagueños se enfrentan a la tediosa tarea de cambiar los armarios para guardar la ropa de verano y sacar la de abrigo, en el norte de Europa, en Estados Unidos o en Rusia llevan ya semanas en las que el uso de las botas y la bufanda se hace indispensable. De ahí, que los turistas extranjeros que han elegido el destino para pasar una vacaciones fuera de la temporada alta se dejen en casa los chaquetones y hagan la maleta con ropas veraniegas, sin faltar las chanclas y el bañador. Prendas a las que darán uso a ciencia cierta, porque los veinte grados que se registran en la provincia, y que para los lugareños suponen pasar página a la época estival, son con los que ellos coronan jornada tras jornada el verano en sus respectivos países. Basta recorrer el litoral o acceder a los hoteles de la Costa para comprobar cómo los 'guiris' no es que disfruten del sol, que tanto echan en falta en sus ciudades de origen, sino que gozan de largos baños en el mar y en las piscinas. Todo ello, cuando los malagueños que comparten establecimiento hotelero se tumban en las hamacas vestidos y hasta de manga larga.

Las que han tomado conciencia del atractivo de que en la Costa el invierno es una suave primavera que roza las temperaturas estivales de mercados como los Países Nórdicos, Irlanda o Alemania son las aerolíneas, que han confirmado una firme apuesta por la temporada baja de este destino. Los datos de Aena certifican que las compañías aéreas han optado por redoblar los esfuerzos más en invierno que en verano. Y es que mientras para esta temporada baja han puesto a la venta 7,1 millones de plazas, un 15% más, para los meses estivales el crecimiento de los asientos para volar a Málaga se quedó en un 4%. Unos indicadores para tomar nota y conciencia de la fuerza del destino en invierno.

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